
Velarde presentó ayer en sociedad las líneas maestras del nuevo plan, elaborado -según ella- «bajo el consenso de diferentes áreas del municipio» y con el objetivo de fomentar «el crecimiento de la ciudad en orden y armonía».
Un orden y una armonía que seguramente se verán enormemente beneficiados por la negativa de los diputados provinciales a sancionar una ley que prohiba el uso indiscriminado y no profesional de la pirotecnia.
No faltó en el discurso de Velarde una referencia al beneficio de los vecinos, destinatarios últimos de todos los desvelos conocidos y por conocer de los abnegados funcionarios municipales.
La hoja de ruta desvelada por Velarde ayer, indica que, tras la presentación del plan, el mismo se remitirá al Consejo Municipal de Desarrollo Urbano Ambiental, que lo evaluará, y más tarde lo pondrá sobre la mesa del Concejo Deliberante para su aprobación. Cuando todo este papeleo haya acabado, se procederá a la modificación de los vigentes códigos de Planeamiento y Edificación.
Para que los salteños -mejor, dicho, los vecinos- se hagan una idea de la ciudad con que sueña Velarde para la posteridad, la responsable de la UPU (Unidad de Planeamiento Urbano) ha adelantado que el nuevo PIDUA revolucionará todos los paradigmas urbanísticos vigentes con la construcción de estacionamientos para bicicletas y ciclovías, así como con el mejoramiento de plazas y la recuperación de espacios verdes.
Para una ciudad que amenaza con hundirse bajo el peso del urbanismo salvaje y desbocado, estos estacionamientos para bicicletas son, a buen seguro, la salvación para las futuras generaciones de salteños.