Frente al drama que se vive en el norte de Salta ¿dónde está el señor Arzobispo?

  • El Gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, se ha visto obligado a tomar el toro por los cuernos y, tras la retahíla de fallecimientos de niños en el norte de la Provincia, ha declarado el estado de emergencia sociosanitaria, ha movilizado al Ejército y a la Policía, y ha puesto sobre el terreno una cantidad de recursos pocas veces antes vistos.
  • Una ausencia más que notable

Los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales, los partidos políticos, los científicos, los intelectuales y los grupos de opinión han reaccionado rápidamente, aportando, unos, medios para el combate contra la enfermedad y la pobreza extrema, y, otros, contribuyendo con ideas para enfocar mejor la dramática situación.


Bien es verdad que la situación excepcional ha tomado a mucha gente por sopresa y a otros les ha sorprendido en plenas vacaciones estivales, pero en principio no hay motivo para que en medio de toda esta gran movilización social haya importantes protagonistas de la vida provincial que permanezcan en silencio, dando a entender que el asunto les importa poco.

A muchos les gustaría saber cómo está contribuyendo la iglesia católica de Salta a aliviar la situación de las poblaciones amenazadas. Y otros muchos se preguntan por qué hasta el momento no se ha expresado al respecto el Arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, quien durante la visita del expresidente Mauricio Macri con ocasión de las pasadas fiestas del Milagro sorprendió al entonces Jefe del Estado al pedirle que se llevara de Salta «el rostro de la pobreza».

Algunos se preguntan ahora si fue sincera la preocupación del prelado por la pobreza en Salta, habida cuenta de que ante el drama que viven miles de comprovincianos y que mantiene en jaque al gobierno y colapsados los servicios esenciales, no tanto la Iglesia como institución, sino él mismo como figura pública y alta autoridad espiritual no ha pronunciado ni una sola palabra de alivio o esperanza.

De ser cierto que el Arzobispo se ha encerrado en el silencio o se ha refugiado en la comodidad -algo tan impropio de él como de la institución a la que representa- ya serían dos los encumbrados personajes públicos que han elegido mirar para otro lado frente al desastre: el exgobernador Juan Manuel Urtubey (excristiano confeso que ahora ha decidido coquetear con los jesuitas andaluces, mientras la Provincia que él gobernó durante doce años ahora arde en llamas) y el arzobispo Mario Antonio Cargnello, que parece seguir silenciosamente sus pasos, muy probablemente porque salir a condenar los letales efectos de la pobreza en el norte de Salta supondría poner en tela de juicio el buen hacer del re-cristianizado Urtubey, autor de las transferencias patrimoniales más cuantiosas que ha recibido la Iglesia de Salta en su historia reciente.