Silencio táctico del gobierno de Urtubey frente al asesinato de Cintia Tapia

  • El silencio coordinado del gobierno frente a un hecho tan desgarrador e incalificable indica que Urtubey y sus funcionarios viven una particular crisis, que a toda costa se empeñan en ocultar.
  • Un silencio lleno de significados

El gobierno de Juan Manuel Urtubey y la campaña electoral de sus candidatos ha sufrido un durísimo golpe con el hallazgo del cuerpo masacrado de la joven Cintia Tapia, muerta durante la madrugada del pasado jueves cuando se celebraba una fiesta juvenil alentada -y presuntamente controlada- por el gobierno provincial.


Con el de Tapia, suman ya veinte los asesinatos de mujeres producidos en Salta desde el comienzo del año y se eleva a más de dos por mes el número de mujeres muertas de forma violenta.

Ninguno de estos datos ha sido puesto de relieve por el gobierno, cuyos canales oficiales han entrado en un silencio absoluto frente a esta muerte. Solo se ha escuchado la voz -a menudo valiente- de la candidata a diputada provincial Pamela Eleonora Ares, exintegrante del gubernamental Observatorio de Violencia contra la Mujer, que ha puesto de relieve en sus perfiles sociales el carácter negativo de este suceso, aunque no ha hecho ninguna referencia a la responsabilidad que le cabe al gobierno.

Tampoco ha habido una reacción oficial del Ministerio de Derechos Humanos y Justicia o de la ministra Cintia Pamela Calletti. Ni siquiera, su tan consabida declaración de «acompañamiento» a los familiares de la víctima. Menos aún se ha sabido que este ministerio haya instrumentado su «política pública» favorita en estos casos: el regalo de pañales y leche para los pequeños huérfanos.

El mismo silencio se aprecia en los medios de comunicación afines al gobierno, que siguen publicando noticias triviales y se han negado -todo indica que por orden superior- a referirse al desgraciado acontecimiento.

Lo cierto es que la aparición del cadáver de Cintia Tapia era lo que el gobierno y sus estrategas de campaña no querían que ocurriese por nada del mundo. La crecida certeza social de que detrás de cada homicidio perpetrado en contra de una mujer se esconde la responsabilidad del gobierno, por la marcada ineficiencia de sus políticas de seguridad y de género, que ya de por sí es una seria amenaza para las aspiraciones electorales de sus candidatos, es ahora cada vez más firme.

Por cierto, tampoco han dicho nada los principales candidatos del gobierno, que no quieren ni oír hablar del tema de las mujeres muertas violentamente.

Aunque no es candidato, el Gobernador de la Provincia se ha puesto personalmente al frente de la campaña, pero con una dedicación parcial, ya que después de haber desaparecido de la escena, sin dar pistas de su real paradero, hoy se lo ha vuelto a ver en una insólita caminata por los barrios más pobres de Salta, en una clara demostración de que el despliegue de Sáenz le está provocando un intenso daño a la ya mermada audiencia electoral del gobierno. Curioso dato el de la presencia en estas caminatas de la ministra Calletti, quien después de algunas semanas de ausencia del candelero ha visto cómo su nombre era nuevamente objeto de las más feroces críticas.

Con su silencio coral y sincronizado, el gobierno da a entender tres cosas básicas: 1) que el asesinato de mujeres en territorio provincial provoca a los funcionarios una marcada incomodidad política, que no aciertan a resolver; 2) que los recursos de la campaña electoral (por ejemplo, la inauguración de pequeñas obras financiadas con dinero federal) se han agotado o están a punto de agotarse; y 3) que los números preelectorales no le son del todo halagüeños.

Hay que hacer lo que sea para no seguir perdiendo votos, se alerta desde el cuartel central urtubeysta. El estancamiento de Zottos se ha hecho más preocupante ahora de lo que ya lo era entre la segunda y la tercera semana posterior a las PASO y los ataques contra el candidato Sergio Leavy, orquestados pacientemente por el gobierno, no terminan de dar los resultados esperados.

La incertidumbre se traslada a la -hasta ahora- triunfante candidatura de Adrián Valenzuela. El periodista de radio, lanzado a la conquista del esquivo escaño de senador por el Departamento de La Capital, se ha enredado en su propio discurso y ha aprendido en los últimos días de que nadie llega virgen a la política. Con aciertos y errores, las fuerzas que coordina el intendente Gustavo Sáenz le han limado a Valenzuela algo así como el 60% de la base electoral que se suponía segura a su favor tras las PASO.

Ahora, con la muerte de Tapia y el silencio concertado, el gobierno de Urtubey ha vuelto a dar un paso en falso, pues los ciudadanos, que no son tontos, insisten en pedir explicaciones y responsabilidades al gobierno por este hecho. Pero como ya ha sucedido en otras ocasiones, Urtubey se ha calzado el traje de fugitivo y a lomos de imaginarios caballos alados huye por los cielos, en donde aprovecha para rogar al Altísimo que unos 13 millones de electores de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano no se enteren de que Salta sigue siendo, por derecho propio, la Provincia en la que, por la desidia del gobierno local, la vida de las mujeres es la que menos vale en toda la Argentina.

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