
Si usted se apellida Mamaní, sepa que en la Provincia de Salta hay, desde ayer, un señor encargado de hacer las leyes para todos sus habitantes que le tiene a usted un destino especialmente reservado.
Dicho en otras palabras: Si usted se apellida Mamaní en Salta, está jodido, mi amigo.
Porque si del señor Tury Rodríguez depende -de ese prístino ejemplar de la raza de bravos hispanos que vino a «aclarar» nuestra piel originaria- usted, Mamaní, tiene una especie de itinerario vital, una hoja de ruta, perfectamente definidos, de la que no podrá salirse ni que invoque usted la aplicación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Para Rodríguez, ser Mamaní es un sello morado impreso con tinta indeleble en su carne indoamericana. Algo que incluso antes de nacer define sus gustos, la escuela de sus hijos, la procedencia de su mujer, la cuantía de su sueldo, el barrio en el que viven y, por supuesto, el color del voto que usted debe echar en la urna.
No sueñe con rellenar un simple formulario y convertirse en socio del Club 20 de Febrero. Olvídese de la universidad y deshágase rápidamente de esos planes de convertirse en ministro o gobernador. Nada de eso es para usted. Según el diputado Rodríguez, claro.
¿Le parecen crueles estas líneas? Pues permítanos decirle que sí lo son; que son de una crueldad mayúscula y absoluta. Usted no merece ser etiquetado por su apellido, ni llamado graciosamente MacMannee. Usted es tan salteño como los demás y un poco más salteño que el señor Rodríguez, que no pensó jamás que insultando a su ilustre apellido iba a insultar el sentido común y el decoro de una importantísima cantidad de salteños que creen en la igualdad y que hacen esfuerzos para vivirla como un valor.
Sepa también que ese señor tan cruel será uno de los que hará las leyes «igualitarias» para todos los salteños. De un personaje con tan poco sentido de la prudencia dependerá mañana la salud de su familia, la educación de sus hijos, la seguridad de su barrio y su bienestar personal. Vamos, que su felicidad está en las peores manos.
Si usted se apellida Mamaní no piense, por favor, que todos los Rodríguez son tan obtusos y desubicados. Hay buena gente entre ellos. Generalizar por apellidos es un defecto que solo revela pequeñez mental.
No es usted, Mamaní, quien debe ubicarse y humillarse frente a la estupidez y la soberbia. Usted, y quizá usted mejor que nadie, sabe que en Salta hay lugar para todos, incluso para ese diputado que quiere recluirnos -a usted y a nosotros- en ghettos mentales, solo para permitir que él y los inútiles como él vivan cómodamente.
Y vote por quien usted quiera, que si los ancestros de Rodríguez no se han revuelto en sus resecas tumbas de Almería al ver la opería supina de su descendiente, sus ancestros Mamaní no le reclamarán nada a usted, así se decida a votar por el mismísimo diablo.