Definamos lo que es un 'grupo antagónico'

La Policía de Salta y, tras ella, un número bastante consistente de cronistas de la realidad salteña han adoptado la costumbre de llamar 'grupo antagónico' a ciertas pandillas de barrio que suelen adoptar comportamientos violentos y destructivos.

La expresión no sería incorrecta del todo si el adjetivo «antagónico» denotara una rivalidad (una contrariedad, una oposición) habitual entre, al menos, dos bandas de este tipo. La nota de habitualidad parece, pues, decisiva para configurar el antagonismo.

No piensa así la Policía de Salta, que con frecuencia emplea el la expresión 'grupo antagónico', en singular, para referirse a un solo grupo violento, sin identificar o mentar a su hipotético antagonista o rival.

Un grupo antagónico, o varios de ellos, no son ni deben ser violentos por naturaleza. El antagonismo es, por lo general, una contrariedad que se verifica -si bien no exclusivamente- en el plano de las doctrinas y las opiniones. La Policía equivoca el enfoque y, sobre todo, la palabra cuando llama 'grupo antagónico' a lo que simplemente es un grupo violento, sin más.

Lo que resulta curioso es que muchas veces la Policía informa que su presencia es requerida en algunos barrios en donde, efectivamente, se producen enfrentamientos entre 'grupos antagónicos' (pandillas rivales), pero cuando llegan los agentes, las fronteras doctrinales y de opinión entre los malevos desaparecen como por arte de magia, haciendo que las bandas se unifiquen y que, juntas, ataquen a la Policía. Es decir, los grupos dejan de ser antagónicos para asumir una causa común. No se puede decir que no sea un gran logro de la Policía.

Podríamos proponer llamar simplemente 'bandas rivales' a estos grupos, pero siempre se corre el riesgo de que la Policía singularice el uso de la expresión llamando 'banda rival' a un grupo de violento que no se enfrenta con nadie más que con la propia Policía.

Más que rascarse la cabeza para encontrar las palabras más rebuscadas para llamar a una realidad sencilla, la Policía de Salta lo que debería hacer es sentarse a estudiar las estrategias de intervención más adecuadas (preferentemente sociales y no tanto represivas) para evitar no solo la proliferación de la violencia en los barrios (que es su deber como protectores de los ciudadanos) sino también que los agentes sean agredidos sin piedad por quienes transgreden la ley.