
A pesar de los 45 años que han transcurrido desde el estreno de la película, la estructura de su título en castellano, que dibuja una secuencia de tres pasos, con tres acciones distintas, ha sido resucitada en 2014 por la nueva prensa digital de Salta.
Son las noticias policiales o de sucesos las que, al parecer, mejor se prestan para aplicar lo que se conoce ya como "la regla del titular en tres pasos", una especie de prescripción de estilo periodístico que, al igual que sucede con las llamadas "noticias curiosas", tiene por única finalidad la atrapar al lector como mosca en un papel barnizado con arrope de uva.
Veamos algunos ejemplos reales de la aplicación de esta regla:
- Diez años preso por violar, salió de la cárcel y abusó de otra joven
- Estaba ebrio, cayó a un arroyo y se salvó milagrosamente
- Matan, entierran a su beba y denuncian un secuestro
- Estaba golpeado, huyó, se tiró al río y lo rescataron (esta tiene 4)
- Cumplió una condena por femicidio, salió y mató
- Discutió por una cabra, mató a su sobrino e hirió a otros familiares
- Conducía ebrio en el macrocentro, quiso escaparse y atropelló a un efectivo
- Discutió con su mujer, degolla su beba y luego se ahorcó
- Se separó de su esposa, la asesinó, y la quemó dentro del auto
A medida que aumentan los hechos aberrantes, la regla de los tres pasos parece ir adquiriendo la solidez y la utilidad de la llamada regla de los tres adjetivos, famosa en la literatura francesa, no solo por el uso intensivo que de ella hizo Gustave Flaubert (a quien imitó el español Leopoldo Alas, Clarín), sino especialmente por la caracterización cómica del empleo de los tres adjetivos sucesivos que hizo el genial Marcel Proust, a través del personaje de Madame de Cambremer.
A diferencia de las cartas de la marquesa (encantada - feliz - contenta), en las que Proust veía una suerte de intensidad decreciente de los adjetivos («l'aspect non d'une progression, mais d'un diminuendo»), los titulares salteños de tres pasos revelan la necesidad de un triple, o incluso, un cuádruple desenlace, lo que impone un escalamiento, un crescendo intensamente dramático, en el que cada paso, cada acción, cada verbo supera en dramatismo al anterior, hasta llegar al éxtasis. La marquesa de Cambremer, pero al revés.
Así, la estructura perfecta del titular salteño es: "Tropezó con el cordón, rodó y se trituró el cráneo".
La tensión en estado puro. La tragedia en tres movimientos, simples pero contundentes y a menudo fatales.
Si Flaubert viviera, seguramente se alquilaría una casita en Limache, para conocer un poco más de cerca a los genios que han dejado a su Madame Bovary a la altura de un triste panfleto.