
El solo hecho de que hubiera más presencia de dirigentes justicialistas que de renovadores en el acto formal de asunción de Cristina Fiore como nueva presidenta del PRS, demuestra hasta qué punto la fuerza política que gobernó la Provincia de Salta entre 1991 y 1995 es hoy ya una caricatura de sí misma.
Si a esta presencia «peronista», sumamos la del Gobernador de la Provincia, Juan Manuel Urtubey, el panorama todavía es más claro, puesto que la colocación de Fiore a los mandos del PRS significa una apuesta redoblada por el «acordeón político»; esto es, el PRS como aliado del gobierno, cuando le conviene al gobierno, y como oposición cuando también le conviene al gobierno.
Fiore mejor que nadie puede encarnar esta especie de hermafroditismo ideológico, que consiste en apoyar a Urtubey hasta en sus decisiones fisiológicas y, al mismo tiempo, acaparar los cargos que la Constitución provincial tienen reservados a los verdaderos opositores al gobierno.
La debacle del PRS y su paulatina convergencia con el peronismo más conservador no es cosa nueva. Las hemerotecas guardan las pruebas de la rendición incondicional del partido fundado por el Capitán Ulloa en las postrimerías de la dictadura militar a los pies de Juan Carlos Romero, entre 1995 y 1996. Casi todo el mundo señala como autor material de esta convergencia al exsenador nacional Ricardo Gómez Diez, que hoy permanece leal a Romero.
En el acto de ayer, sonaron a cuerno quemado las palabras del presidente saliente, Andrés Zottos, exaltando la presencia de dirigentes de otras fuerzas políticas como muestra de «madurez democrática». El agradecimiento fue sobreabundante, entre otros motivos, porque el PRS es, desde hace por lo menos quince años, un partido colonizado y dirigido por otros intereses muy diferentes a los de sus afiliados.
Tampoco parece cierto que el PRS, como dijo Fiore, inicie una nueva etapa. Lo que parece más ajustado a la realidad es que el PRS está remando para no desaparecer engullido por el peronismo, pero que la presidencia de Fiore solo acercará más a los afiliados al abismo, representado por la absorción total del PJ. Todo el mundo sabe que el presidente de facto del PRS es Urtubey.