
A pesar de la extensión del discurso, el mandatario ha dedicado solo unos pocos segundos a comentar lo actuado por su gobierno en relación con la proyectada reforma de la Constitución de Salta, cuya necesidad ha sido declarada recientemente por una ley de la Legislatura provincial.
A pesar de la importancia del tema y de que faltan apenas tres meses para que los ciudadanos de Salta elijan a quienes deben conformar la asamblea que reformará la Constitución, Gustavo Sáenz ha vuelto a incurrir en ambigüedades y lugares comunes que no permiten conocer qué es lo que se propone hacer el gobierno con la norma fundamental que organiza la convivencia política en Salta.
Sobre la reducción de los mandatos consecutivos del Gobernador y de los intendentes municipales parece haber pocas dudas.
Lo que el gobierno esconde -y así lo ha confirmado Sáenz esta mañana- es lo que se propone hacer con duración de los mandatos de los jueces de la Corte de Justicia y con la forma de designación de los miembros de la Auditoría provincial.
Nada ha dicho Sáenz sobre estos temas en su discurso a la Asamblea, excepto que el gobierno se propone «fortalecer la administración justicia», sin aclarar de ningún modo si este objetivo se alcanzará aumentando o disminuyendo el tiempo de ejercicio de sus cargos por los jueces de la Corte de Justicia de Salta.
Tres cuartos de lo mismo sucede con la cuestión de la Auditoría provincial, sobre la que el mandatario solo ha dicho que la reforma constitucional persigue el «mejoramiento de la democracia».
Varios legisladores se han preguntado por qué motivo el gobernador Sáenz es tan claro y contundente con el tema de la reducción de los mandatos consecutivos, y al mismo tiempo es tan poco concluyente con el tema de los mandatos de los jueces de la Corte de Justicia.
Los críticos dicen que Sáenz y el grupo gobernante conocen perfectamente lo que quieren hacer en relación con este asunto, pero lo ocultan calculadamente porque advierten que una mayoría de ciudadanos se opone a que la Corte de Justicia siga acumulando poder y reclaman una reforma profunda y no meramente temporal del ejercicio de un cúmulo de facultades que desbordan cualquier racionalidad democrática.
En suma -dicen- «hemos asistido esta mañana a una oportunidad perdida para que el gobierno haga el esfuerzo de sincerarse y exponer claramente ante los representantes del pueblo cuáles son sus verdaderas intenciones».