
La reunión del Gobernador de la Provincia de Salta con «diputados opositores» ha sido otra de las escenificaciones tragicómicas organizadas por ese supremo corruptor del lenguaje político que es el Ministro de Gobierno de Salta, señor Juan Pablo Rodríguez.
Salvo que alguien hubiese estado alcoholizado -lo cual no es de descartar- a la reunión de Urtubey con los señores Miguel Nanni, Alfredo Olmedo, Guillermo Durand Cornejo y Pablo López, solo asistió un diputado opositor y tres rabiosos oficialistas.
Cualquiera que conozca en la superficie el sistema político salteño puede darse cuenta, con solo ver la foto, que el único opositor que aparece arrellanado en los cómodos sillones gubernamentales es el señor López, representante del siempre díscolo y siempre opositor Partido Obrero.
López, disciplinado militante de la izquierda trotskista, votó por el no al proyecto gubernamental de acuerdo con los fondos buitre. El resto -Nanni, Olmedo y Durand Cornejo- votó por la afirmativa, lo mismo que los diputados no-opositores Pablo Kosiner, Javier David y Evita Isa.
Por otro lado -salvo López- Nanni, Olmedo y Durand Cornejo son visibles y fervientes partidarios del gobierno de Mauricio Macri, por lo tanto no se los puede considerar opositores.
Tampoco en relación con el gobierno de Urtubey, por dos motivos muy claros: 1) Que Urtubey es el primer macrista del país y 2) Que incluso antes de la conversión de Urtubey al macrismo, tanto Nanni, como Durand y como Olmedo, ya habían manifestado sus simpatías por el gobierno de Urtubey. El reciente acuerdo entre Romero y Urtubey aclara mucho las cosas en este sentido.
De forma tal, que la reunión «pluralista» organizada con profusión de focos y objetivos por el señor Juan Pablo Rodríguez, resultó, como todas las anteriores, un fiasco, un paripé, una farsa, una falta de respeto a los ciudadanos que esperan que su gobierno les hable claro.
Porque con los mismos mimbres, con la mismos reactivos con que químicamente se distingue a oficialistas y opositores, así el gobierno atribuye representaciones y cargos en los organismos de control, como la Auditoría General de la Provincia.
Que Urtubey no tenga opositores entre los legisladores nacionales no quiere decir que no los tenga en el resto de las fuerzas políticas. Lo que no se puede es hacer pasar por opositores a quienes no lo son, porque hacerlo comporta subvertir la política y negar los actos propios de cada uno.
Lo que tiene Urtubey -y no caben dudas de ello- es un ministro con una cara de piedra impresionante, capaz de convertir a los gatos en liebre, y viceversa, sin hacerlos pasar por un sombrero.