
El que sí se gasta unas mascarillas de diseño clerical es el señor Aroldo Tonini, Secretario de Ambiente de la Municipalidad de Salta, que para presumir un poco anda circulando con un barbijo de la Virgen del Perpetuo Socorro.
La imagen de la Madre de Dios de la Pasión no está colocada al centro de la máscara, sino a la altura de la mejilla derecha, en donde los salteños suelen llevar un bulto que a simple vista parece un flemón, pero no es más que un amasijo de hojas de coca masticadas que se conserva en el vestíbulo de la boca, como un tumor verdoso.
Con semejante carta de presentación, no es extraño que Tonini haya anunciado que «no va a tocar los cementerios», algo que es muy importante para los salteños, toda vez que el diario El Tribuno informó esta mañana sobre un detallado protocolo que rige «entre la muerte y el cementerio».
Ni a James Joyce se le podría haber imaginado un camino ideal entre la muerte y el cementerio, pero sí a El Tribuno, que desde hace rato que viene jugueteando con la parca, pero siempre con la de otros, nunca con la propia.
Pero para prevenir que nos llegue la hora antes de tiempo, nada mejor que la Virgen del Perpetuo Socorro en el lugar que habitualmente ocupa el acullico. Los últimos estudios de la Universidad de Cambridge, revelan que el virus de los honguitos de metegol penetra por los laterales -como Jordi Alba, más o menos- de modo que la zona que hay que proteger, no son los cementerios, como dice Tonini, sino las mejillas.
Y para eso, nada mejor que nuestra santa madre, la Virgen.