
Con un presupuesto reducido pero con un apetito electoral insaciable, Isa busca el equilibrio ideal de su gestión, que a la vista de lo que viene predicando y practicando (solo véanse sus afamados programas La Municipalidad en mi Barrio y Gabinete Móvil), podría resumirse en la siguiente ley matemática: "un vecino, un funcionario".
Quiere esto decir que, si de Isa depende, cada ciudadano de Salta podría disponer de un funcionario municipal solo para si. Todo los días, incluidas sus noches. Solo así, y creando oficinas municipales en cada hogar salteño, se podría llegar a cumplir el esquivo sueño isista de «una gestión cercana al vecino».
Enemigo declarado de las trabas burocráticas, el Intendente busca la mágica solución a la lentitud de los procedimientos municipales colocando, paradójicamente, más burócratas en su administración.
Ahora le ha tocado al señor Gustavo Serralta, otro ángel caído de las PASO, que tras ver cómo se estrellaba su sueño de hacerse con una tajada sustanciosa del pastel justicialista, vuelve al ruedo burocrático convertido en azote de los funcionarios perezosos.
Serralta será titular de la flamante Unidad de Seguimiento y Control de Gestión, cuya crítica misión consiste -según la propia Municipalidad- en tomar los datos que les proporcionen los vecinos y luego priorizar las cosas que éstos necesiten para darle un rápido curso a las obras o gestiones solicitadas.
Pero el señor Serralta es mucho más optimista y con un par de quiebros ha enterrado al mismísimo Max Weber. En efecto, el funcionario ha dicho que su Unidad de Seguimiento y Control de Gestión no solo va «a acortar los tiempos» (los días, en vez de tener 24 horas, pasarán a tener unas 10) sino que «va a terminar con la burocracia» (¡!).
Muy interesante es comprobar cómo hará el nuevo funcionario para lograr este ambicioso objetivo. De sus propias declaraciones se desprende que lo que hará la USYCG serán estas tres cosas:
1) Hacer un seguimiento de expedientes;
2) Controlar que se realicen las cosas que se prometieron;
3) Trabajar de forma coordinada con todas las secretarías de la comuna.
En suma, todo lo que una Municipalidad medianamente ordenada y cuidadosamente gestionada está normalmente obligada a hacer, con sus funcionarios normales, sin necesidad de crear una Unidad de Seguimiento y Control de Gestión.