Fernando Yarade: El Graduado

  • Según el ya candidato a Gobernador de Salta y todavía Jefe de Gabinete, Fernando Yarade, “no hay tiempo para improvisaciones ni pasantías en el gobierno”.
  • Un candidato con experiencia, se ofrece

El mensaje es muy claro: el que suceda a Urtubey tiene que ser un tipo «experimentado».


Es decir, alguien en los antípodas de Urtubey, que cuando ganó las elecciones de 2007, por muy escaso margen (por si alguno se le olvida), no tenía ninguna experiencia. No había gestionado ni un kiosco de empanadas en su vida.

Lo que plantea Yarade se puede enunciar en estos términos: «Para arreglar el desastre que ha dejado Urtubey se necesita alguien que sepa algo de qué va la vaina».

Yarade tiene todos los títulos. Solo le falta la Copa Libertadores y ya tiene el cartón lleno. No hay, en quinientos kilómetros a la redonda, persona con tanta experiencia en gambetear a los acreedores, retrasar los pagos y maquillar las cuentas.

Para eso, mejor francamente improvisar y elegir como el próximo Gobernador de Salta a un inexperto, a un pasante. Si es incluso desconocido, todavía mejor. Salta no necesita de magos con diploma sino personas auténticamente responsables.

En Salta han fracasado los tipos sin antecedentes, como Urtubey, y gente con antecedentes más que dudosos, como Romero. Fracasará Yarade si se lo propone. Él ha servido con puntualidad a uno y a otro. Es más parte del problema que de la solución.

Ahora bien: si lo que Salta necesita para salir de su atraso de varias décadas es a alguien que se haya sacado selfies en algunas importantes universidades del mundo, está claro que Yarade -aún sin la Libertadores en su vitrina- es uno de los candidatos a tener en cuenta.

Yarade no habla el lenguaje del pueblo, habla del idioma de los mercados. Y ni siquiera el del Mercado San Miguel.

Los mercados globales esperan por horas a que Salta se decida y que de una vez termine de deshojar la margarita. Una mínima variación porcentual en el déficit fiscal de Salta, y el presidente de la Reserva Federal norteamericana debe dimitir de su cargo, arrastrando tras de sí al piadoso señor Draghi -presidente del Banco Central Europeo- que, para mayor casualidad, está arrastrando los faldones por la sacristía.

No nos engañemos. Yarade no es Sócrates, ni los demás que aspiran a convertirse en Gobernador son pasantes, becarios o inexpertos políticos. Más bien el que no tiene ninguna experiencia política es Yarade, que casi toda su vida ha vivido entre planillas de Excel y presentaciones de Power Point mal hechas.

Los títulos de Yarade -si es que tiene alguno, además del de Contador Público- no encandilan a nadie. Los intendentes dicen que le apoyan, pero no por sus títulos, su experiencia o su sabiduría, sino porque estos buenos señores necesitan comer y pagar las cuentas, y porque no son ningunos tontos. La necesidad tiene cara de hereje.

El peronismo de Salta siempre ha sido un poco variable (por no decir algo estúpido), pero nunca tanto como para dejarse seducir por la nunca acreditada experiencia de un titulado en las artes de la taumaturgia financiera.

Los famosos «anticuerpos» de los que hablaba el anciano general ya se han puesto en marcha y el recuento de glóbulos blancos ha comenzado a aumentar silenciosamente.