La renuncia de Fernando Yarade: A falta de justicia electoral y de recato personal, buenos son los drones

  • En los últimos minutos, diversos medios de prensa de la ciudad de Salta han publicado la noticia de la dimisión presentada a su cargo por el Jefe de Gabinete de Ministros del gobierno provincial de Salta, señor Fernando Yarade.
  • Noticia de alcance

El señor Yarade hace meses anunció su decisión de competir en las próximas elecciones como candidato a Gobernador de Salta, y a pesar de que viene utilizando variados recursos del Estado provincial para publicitar su imagen de candidato, ninguna autoridad le ha llamado la atención para que cese en el uso abusivo de dichos recursos.


A Yarade se lo ha visto en actos oficiales del gobierno acompañado de otros candidatos menores, ha montado gigantescas vallas publicitarias (prohibidas por otra parte) en lugares muy visibles y privilegiados, y, al igual que el gobernador Urtubey, ha hecho anuncios grandilocuentes, más relacionados con su campaña que con las responsabilidades del alto cargo que ocupa.

A pesar de que buena parte del arco político salteño ha exigido a Yarade que renuncie, en nombre de la limpieza y la ecuanimidad en la competencia electoral, el Jefe de Gabinete siempre se había mostrado firme en la decisión de mantener su cargo y su condición de candidato, cosa que por otra parte hará su jefe, el gobernador Urtubey.

Según la información publicada por los medios de prensa a los que nos referimos en el encabezamiento del presente, no habría sido ni una ni otra la motivación de Yarade para renunciar. Al contrario, lo que parece haber desencadenado el alejamiento del espigado funcionario de sus responsabilidades fue el sobrevuelo de un dron sobre su domicilio la noche anterior al día de su renuncia.

Aún se desconoce el grado de peligrosidad o amenaza del vuelo del aparato teledirigido. No se sabe si el mismo transportaba alguna sustancia peligrosa o si estaba preparado para captar imágenes de la casa de Yarade de forma ilegal. Lo que por estas horas parece cierto es que personal especializado descarta que se haya tratado de un ave rapaz de las altas cumbres, de esas que suelen dejarse caer por el valle los días de viento, y piensan que algún temible operario del recontraespionaje, con la villanía de Goldfinger, anda husmeando en los huecos de la casa de Yarade con algún propósito no muy decente que digamos.

En Salta faltan médicos en los hospitales y equipos diagnósticos de alta complejidad, pero hay drones espías ultrasofisticados. No todo es tan pobre y tan atrasado como parece.

Sea como fuere, con drones o sin ellos, Yarade ha dado ese paso que el siempre benevolente (con los mandamases) Tribunal Electoral de Salta no ha intentado siquiera obligarle a dar.