
La semana pasada le tocó al juez Nelso Aramayo celebrar un juicio de «paredes peladas» en las recién estrenadas instalaciones de la Ciudad Judicial de Tartagal.
En aquella ocasión, el magistrado debió verse las caras con el Flaco Eloy (a quien por cierto condenó a cuatro años de prisión por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización) en una sala de audiencias en la que faltaba la decoración esencial de toda buena instalación judicial.
Ahora le ha tocado el turno a su colega, el juez Ricardo Martoccia, miembro integrante de la Sala I del Tribunal de Juicio de la Ciudad de Tartagal, quien ha tenido la suerte de celebrar el juicio en una sala adornada por las banderas nacional y provincial.
Aún no han llegado los crucifijos a Tartagal. Según parece, los magistrados de la ciudad del trópico aguardan su llegada en el puerto del Callao, en Perú, a donde seguramente llegarán flotando en cajones como ya sucedió en alguna otra ocasión.
Por el momento, la discreta escenografía patriótica le ha permitido a Martoccia condenar a la pena de seis años de prisión efectiva al ciudadano Maximiliano Flores, a quien halló culpable de un delito de robo calificado por el uso de arma.
Según el relato oficial del Poder Judicial salteño, el 25 de noviembre del año pasado, el condenado Flores irrumpió en un hotel de la ciudad exhibiendo un cuchillo.
Acto seguido, Flores tomó como rehén a una de las empleadas, a la que sorprendió por la espalda y le colocó un cuchillo en el cuello mientras abría la caja registradora de donde sacó dos mil pesos y un teléfono celular.
Las cámaras de seguridad del lugar registraron todo lo ocurrido y permitieron la identificación y posterior detención del autor del hecho.
Fuente: Poder Judicial de Salta