A la jueza Mónica Mukdsi le ha tocado juzgar un extraño caso de violencia «pédica». No se trata, como se puede suponer, de un hecho violento motivado por el estado de ebriedad de una persona (otro de los significados del vocablo «pédico») sino algo relacionado con los pies de un individuo.
En su calidad de integrante de la Sala VI del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta, la señora Mukdsi ha condenado, tras procedimiento abreviado, a los ciudadanos Jonathan Alberto Rojas (28) y Carlos Alberto Carrazán (40) a la pena de un mes de prisión efectiva por considerarlos autores materialmente responsables del delito de robo simple.
Los condenados no ingresarán en prisión por este delito, pues, aunque resulta difícil de creer, ambos venían cumpliendo prisión preventiva por el hecho por el que fueron condenados y han agotado la pena de cárcel que les ha sido impuesto con su detención provisional.
Pero lo curioso del caso no está en la escasa cuantía del delito ni en su castigo anticipado, sino en las características del propio hecho enjuiciado.
Dice el portavoz de prensa del Poder Judicial salteño que todo sucedió el 3 de mayo pasado, alrededor de las 3 de mañana, en plena vía pública. Según el relato del denunciante, Rojas y Carrazán lo abordaron en la calle a esas horas tan intempestivas y mediante el uso de la fuerza le robaron las zapatillas... ¡y las medias!
El ciudadano desposeído consiguió salvar los calzoncillos de milagro, pues los ladrones parecían dispuestos a todo, incluso a usar sus prendas más personales.
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