
No ha habido, en este caso, crimen «de género». Al menos así lo ha decidido la señora Paola Marocco, quien ha encontrado culpable de un delito de homicidio simple al joven Cristian Gabriel Caiguara, de 26 años.
En consecuencia, lo ha condenado a cumplir una pena de veinte años de prisión, de ejecución efectiva, por lo que el señor Caiguara seguirá privado de su libertad en la Unidad Carcelaria Nº 1.
La señora Marocco ha «recomendado» al director el Servicio Penitenciario que someta al señor Caiguara a tratamiento psicológico, pero no cualquier tratamiento sino uno de «orientación psicoanalítica» y, además, «en carácter muy urgente».
El futuro paciente de los bomberos del doctor Freud pasó al acto la madrugada del 19 de mayo de 2017, día en el que, a las 7.30, en una vivienda del barrio El Milagro de la ciudad de Salta, fue sorprendido por su cuñada en el preciso instante en que estaba atacando a su exsuegra, una señora que se llamaba Celina Primitiva Quipildor.
Poco pudo hacer la joven cuñada, que se limitó a escuchar los gritos de su madre y a bajar desde el primer piso de la vivienda «para ver qué sucedía».
Lo que estaba sucediendo es que su excuñado Caiguara estaba atacando a su madre con un cuchillo mientras la señora se encontraba acostada en la cama. Los gritos de madre e hija despertaron a la exmujer de Caiguara, pero ya era tarde: el hombre había acuchillado a su antigua madre política y cuando las hijas quisieron darse cuenta, ya había emprendido la fuga, cuchillo en mano.