
Lo ha hecho esta mañana, con la presencia de su presidente, Guillermo Catalano, y la de sus compañeros de tribunal Ernesto Samson, Fabián Vittar, Guillermo Posadas y Abel Cornejo.
Todos ellos, como disciplinados alumnos de la patria, unieron sus voces en coro con el resto de empleados y magistrados, así como con el público ocasionalmente presente, para cantar el Himno Nacional Argentino.
Según la información oficial, no hubo esta vez chocolate patrio (justamente hoy que se celebra el día internacional de esta popular golosina) ni cintitas patrias. Solo una sobria canción dio vueltas por sus guitarras (que diría Daniel Toro).
A diferencia de los honores que los mismos magistrados rinden a Güemes, que son notoriamente desmedidos, el recuerdo a la Declaración de la Independencia tiene algo que ver con la función judicial, ya que la solemne acta suscrita por el soberano congreso aquel 9 de julio de 1816, tras declarar rotos los vínculos con el rey Fernando VII, sus sucesores y la metrópoli, proclamaba a las Provincias Unidas «en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias».
Si nos fiamos del habitualmente bien informado portavoz de prensa, este año no solo ha faltado el chocolate sino también las tortillas, que amablemente reparten en ocasiones como esta las empleadas del Juzgado de Personas y Familia Nº 2.
A mucha patria, poco presupuesto.