
Según la información oficial del Poder Judicial salteño, la magistrada justificó su decisión en «cuestiones personales», que no ha revelado.
No obstante, del texto de su dimisión se puede inferir que se trata de una especie de «fin de ciclo», ya que la magistrada cita en su renuncia el programa que llevó a las elecciones a ocupar dicho cargo, en representación de los jueces inferiores de la Provincia, en que se comprometió a llevar adelante una gestión basada en la honestidad, el esfuerzo, la dedicación y la transparencia.
Villa de Moisés afirma en su carta de renuncia que estos objetivos han sido alcanzados.
Un órgano turbulento
La renuncia de uno consejeros de mayor capacidad jurídica se produce tras la grave crisis en la que se cuentra sumido el órgano constitucional encargado de seleccionar a los candidatos a convertirse en jueces y magistrados de la Provincia. Crisis desatada después de que el Gobernador de la Provincia se negara a tramitar las candidaturas de quince seleccionados, aduciendo que el concurso en el que fueron seleccionados -y del que el Gobernador no participa en modo alguno- adoleció de graves irregularidades.La insólita decisión gubernamental contradijo entonces la opinión de una jueza que pocos días antes había convalidado la regularidad del concurso, desestimando una acción de amparo dirigida a anularlo. Poco después de que el Gobernador escenificara su desacuerdo, con gran aparato mediático, una Corte de Justicia conformada para la ocasión con la presidencia del mismo juez que ejerce como presidente del Consejo de la Magistratura, dio la razón al Gobernador y decidió retrotraer los concursos.
Algunos de los consejeros afectados por la decisión, como la Defensora General de la Provincia, señora María Inés Diez Gubau, anunciaron que no intervendrían en la repetición del concurso. Pero Analía Villa de Moisés ha ido más lejos y ha dejado más patente aún su disconformidad con los acontecimientos presentado su renuncia al Consejo.