Armas largas, fuerzas de élite, furgones blindados y esposas para detener a Raúl Reynoso

La forma en que las fuerzas de seguridad encargadas de ejecutar la orden de detención contra el exjuez Raúl Juan Reynoso llevaron a cabo la operación, demuestra una clara intención vejatoria por parte de las autoridades que emitieron tal orden.

Gracias a la información gráfica que esta tarde publica el diario El Tribuno, sabemos que para detener a un exmagistrado indefenso (y enfermo), que finalmente no ofreció resistencia, fue necesario el empleo de personal de élite armado con fusiles ligeros.

El detenido, con aspecto tranquilo, fue esposado con las manos por delante, como se aprecia en las fotografías, y conducido a su lugar de detención en un vehículo de seguridad, como si se tratara de un peligroso delincuente con crímenes de sangre sobre sus espaldas y no de un hombre que hasta hace solo doce horas atrás ejercía un alto cargo de la República.

La escenificación de la detención tuvo el inocultable propósito de humillar al detenido, objetivo frustrado por la serena actitud de Reynoso frente a lo que él mismo y sus abogados valoraron como inevitable, cuando la pasada noche decidieron que el renunciado magistrado debía trasladarse a Salta, para evitar ser detenido en su ciudad natal y trasladado en vehículos policiales en un viaje de más de 300 kilómetros.

Causa con preso

La Cámara Nacional de Casación, tribunal que deberá resolver el recurso interpuesto por la defensa del exjuez contra la resolución de la Cámara Federal de Salta que confirmó su procesamiento, deberá ahora expedirse en una causa con preso.

La seguridad de Raúl Reynoso, así como su deteriorada salud, es ahora responsabilidad del juez federal subrogante Julio Leonardo Bavio y de los magistrados de la Cámara Federal de Salta. Es decir, de quienes solo hasta ayer fueron colegas y compañeros de jurisdicción del magistrado detenido.

Ninguno de ellos se ha pronunciado públicamente hasta ahora ni explicado las razones por las cuales un ciudadano procesado, en lugar de ser detenido de forma regular y discreta, fue en realidad atrapado como una alimaña, con abuso de la fuerza y exhibición de armas de guerra.