Si te esfuerzas y eres aplicado, podrás obtener en Salta tu diploma de sobreseído

mt_nothumb
El paternalismo de Estado es una enfermedad perniciosa, en general, pero mucho más grave cuando el que la padece es el Poder Judicial.

Desde hace unos años, algunos tribunales penales de Salta funcionan en pruebas como tribunales de tratamiento de drogas (TTD), que básicamente consiste en un procedimiento especial que establece alternativas al encarcelamiento para los infractores penales con problemas de adicciones, que reúnan las condiciones y requisitos para solicitar la suspensión del juicio a prueba o probation.

Si el candidato que accede a este procedimiento especial atraviesa satisfactoriamente el tratamiento oficial al que es sometido (y al que se somete voluntariamente) el juez que le lleva el asunto puede declarar, al cabo de dicho tratamiento, que la acción penal se encuentra extinguida.

Es el caso del joven D.D.C., de quien el Poder Judicial de Salta dice que ha «egresado» (como quien termina sus estudios) y cumplido satisfactoriamente el tratamiento, según los informes de sus terapeutas.

El hombre había sido sometido a proceso penal por episodios de violencia familiar, causados, según la información oficial, por su «adicción a las drogas».

El caso es que D.D.C. ha sido finalmente sobreseído, pero el suyo, como se puede ver, no ha sido un sobreseimiento cualquiera.

En condiciones normales, un reo que es sobreseído lo primero que hace después de notificarse es abandonar a toda carrera el tribunal, lo que normalmente hace maldiciendo al sistema judicial y acordándose en los peores términos de la madre de magistrados y fiscales. A su vez, los magistrados, una vez que dictan la medida, usualmente no quieren ver más por allí a los sobreseídos.

Pero en el caso de D.D.C. no ha ocurrido así. «Papá» Rodríguez Pipino le ha montado una ceremonia de colación de grados en el propio Juzgado, en la que solo han faltado el birrete, la toga y los sandwichs. Todos juntos, incluidos fiscales y terapeutas, se han hecho una bonita foto de familia con el sobreseído, al que han entregado un souvenir como testimonio de su paso por la trituradora judicial.

La instantánea transmite un inquietante mensaje: En Salta, si una persona es aplicada y se esfuerza cursando una meritoria y ejemplar carrera de preso, al cabo de un tiempo puede obtener un diploma que lo acredite como sobreseído cum laude, y luego colocar en su mesita de luz la foto con el juez Pipino y el fiscal Troyano, reemplazando a la de los propios padres.

No en vano, en lo que al Poder Judicial de la Provincia de Salta concierne, el joven D.D.C. ha nacido de nuevo. Y si no, que se lo pregunten a la Defensora General, quien parece decirle al ex reo: «Parate acá hijito».