Juan Pablo Rodríguez convierte al Ministerio de Gobierno en el mercado de hacienda de Liniers

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¿A cuánto está el medio kilo de intendente? La pregunta, que circula con insistencia en determinados círculos políticos, halla su respuesta en los pasillos del Grand Bourg, en donde los trabajadores afirman conocer la lista de precios para las operaciones al contado y por kilo vivo de la hacienda en pie.

El broker de este particular mercado de ganado no es otro que el Ministro de Gobierno de la Provincia de Salta, señor Juan Pablo Rodríguez Messina, cuyo martillo arbitral no ha dejado de agitarse desde que el Gobernador le encargó la tarea de comprar a cuanto intendente opositor encontrara retozando por las anchas praderas de la confusión política.

Los líderes del Partido de la Victoria no aprueban las operaciones de compraventa de Rodríguez. Ni las concluidas al contado ni las que se realizan al fiado. En el fondo no se dan cuenta de la enorme aportación del inexperto ministro a la transparencia de la política lugareña, pues las operaciones de transfuguismo, que antes se ataban en confiterías apenas iluminadas y lejos del escrutinio de los medios, ahora se realizan delante de las cámaras y bajo la luz de potentes reflectores.

Rodríguez no solo ha convertido su oficina en un mercado de hacienda en pie, como el de Liniers, sino que ha hecho de este mercado un ejemplo de lo que en economía se denomina «competencia perfecta», en el que la fijación del precio depende estrictamente de la oferta y la demanda.

Si la finalidad de estas operaciones no fuese la mera especulación electoral, esta es la hora en que el éxito del broker lo catapultaría en dos direcciones bien diferentes: una, hacia Wall Street, y otra hacia los tribunales federales, donde hay unos fiscales con los dientes afilados buscando la yugular de aquellos expertos en tráfico de personas.

Leavy molesto

Uno de los que ha sumado su voz a las denuncias de compra y venta de ganado menor en la Casa de Gobierno es el Intendente de Tartagal, Sergio Leavy. El regidor tartagalense ha revelado lo que ya todo el mundo sabe: que «los intendentes sufren fuertes presiones para sumar su apoyo a la lista oficialista».

Leavy relató el caso de un intendente «no alineado» que planteó al gobierno que está trabajando de manera ordenada y que no recibe ninguna ayuda financiera adicional. La respuesta desde el mercado de Liniers fue: “¿No entendés que no vamos a darles ni para pagar los sueldos?”

“Esos son aprietes que los intendentes no pueden resistir”, ha dicho Leavy.

Las críticas de Leavy se suman a las de su compañero de filas, el diputado nacional José Antonio Vilariño, un auténtico peso pesado que, de no ser porque es legislador nacional, cotizaría en la máxima categoría de peso en el mercado de reses de Rodríguez.

Mientras tanto, el espectáculo continúa y ese Gobernador obstinadamente federal y pluralista que es Urtubey sigue allanando la disidencia territorial y convirtiendo a la Provincia de Salta en un espacio político monocolor, en un feudo con vasallos obedientes y en una dictadura de chequera única, en donde «el que se mueve no sale en la foto».