La Ministra de Justicia, Pamela Calletti, también sale a los barrios

Siguiendo el ejemplo de la Municipalidad de Salta, cuyo Intendente ha decidido vaciar las oficinas para llevar en masa a su personal a los barrios, los funcionarios del gobierno de Salta también le están encontrando el gusto a esto de echarse a la calle, para que nadie diga luego que se ganan el sueldo entre papeles y sellos de goma.

La última en caer abrasada por esta irresistible fiebre barrial ha sido la Ministra de Justicia, señora Cintia Pamela Calletti, que hoy mismo ha sorprendido a los vecinos del barrio El Mirador, a donde ha llegado en visita oficial para -según el parte del gobierno- «analizar diferentes alternativas de soluciones a problemáticas que se enfrentan cotidianamente».

De tal afirmación se desprende que la presencia ministerial no obedece a razones excepcionales ni a motivos extraordinarios sino más bien a los problemas comunes y ordinarios del «día a día» del barrio. Si esta forma de ver las cosas se profundiza, los ministros se verán obligados a estar todos los días en los barrios, y no en uno solo sino en todos, porque no hay razón para visitar a unos vecinos y hacerles un desaire a los otros, cuando se trata de «problemáticas que se enfrentan cotidianamente».

En El Mirador, la señora Calletti y su equipo de jóvenes funcionarias, recorrieron las calles principales del barrio y analizaron «distintas alternativas para mejorar la calidad de vida de los vecinos». El 99% de estas alternativas caen fuera de las competencias legales del Ministerio de Justicia.

Entre los puntos visitados por la ministra destaca el Centro de Salud Nº 60, la Escuela Nº 4044 Fray Onorato Pistoia y la obra de construcción de la Vicaría de El Mirador, que al parecer no se halla en la agenda ni del Arzobispo de Salta ni del Secretario de Obras Públicas, sino en la de la Ministra de Justicia.

Según la propia información oficial, los vecinos presentaron los planos del barrio, que la ministra examinó con un cuidado profesional, aunque al hacerlo le dio argumentos a cierta prensa malévola que durante la pasada semana publicó su nombre con grandes caracteres en una noticia en la que se la vinculaba con el disfrute de cuantiosos créditos públicos blandos para la construcción de su vivienda particular.

Afortunadamente, en este caso los planos no eran los de su proyectada mansión sino los de los espacios verdes, el demarcado de calles y el edificio del centro vecinal de El Mirador.