
El gobierno de Salta ha amenazado y sigue amenazando con "fuertes multas" para aquellas personas que no cumplan con los protocolos de higiene y seguridad durante la flexibilización del aislamiento.
Gustavo Sáenz ha apelado a la "libertad responsable" para salir de la cuarentena y evitar la propagación del coronavirus pero parece que esa responsabilidad solo es exigible a los ciudadanos de a pie.
El Ministro de Gobierno Ricardo Villada ha escrito en su cuenta de Twitter: «Todos tenemos la responsabilidad de cumplir los protocolos sanitarios. Los funcionarios y dirigentes políticos con más razón, debemos dar el ejemplo y cuidar a los salteños».
Basta observar la fotografía que acompaña estas líneas para darse cuenta que en el seno del propio gobierno de Gustavo Sáenz les trae al fresco las medidas de seguridad.
El señor Pablo Outes posa orondo para la foto rodeado de los intendentes con mascarilla pero más juntos que nunca...
La mascarilla es el único elemento "decorativo" porque el distanciamiento social que es imprescindible, de acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, brilla por su ausencia. Podrían estar sin mascarilla y separados por dos metros y sería bastante más útil.
Salta vive una caza de brujas de legisladores contagiadores, de salteadores de cuarentena, de llamadas telefónicas denunciando a cualquiera, pero el gobierno es el primero en no cumplir las normas.
Ya no se trata de evitar el coronavirus sino de enfrentar a buenos y malos, a los que usan tapabocas y los que no, a los que mansamente se someten a la barbarie y los que no están dispuestos a dejar sus libertades en el camino.