
El contrato fue rubricado por el Vicegobernador de Salta, Andrés Zottos, que transitoriamente representa al Estado provincial por ausencia del Gobernador, y por el Arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello.
El anuncio oficial dice que el inmueble donado a la Iglesia se destinará a un proyecto de recuperación de jóvenes dependientes del alcohol y de las drogas, llamado Fazenda de la Esperanza.
La comunicación oficial del gobierno ha aprovechado la noticia del convenio para hacer publicidad de las bondades de la Fazenda, de la que se dice que trabaja con voluntarios y profesionales que acompañan en todo el proceso a los jóvenes en rehabilitación. En las fazendas -prosigue el gobierno- se recibe a jóvenes que desean liberarse de las drogas y el alcohol, «fomentando uno de los pilares de la organización que exige que vivan de su propio trabajo como fuente de autoestima y auto sustento».
Durante el turno de los discursos, el Arzobispo salteño, que solo 48 horas antes había formulado una humillante solicitud a los narcotraficantes para que «paren la mano», dijo que en el año 2000, y de la mano del papa Juan Pablo II, «comenzamos a abordar el problema de la droga de frente y aunque se trate de una lucha sin cuartel de David contra Goliat, hay que librarla porque se trata de ayudar a seres humanos».
Según el prelado, los responsables del proyecto se encargarán de recuperar la casa del Potrero de Linares, «para que sea un espacio de caridad al servicio de seres humanos que luchan». La apertura de la nueva Fazenda está prevista para el próximo mes de noviembre.
Fuente: Gobierno de Salta