
Allí donde muchos pensaban que el mandatario provincial estaría reponiéndose de la resaca nupcial, hipando por los rincones de la residencia oficial, la realidad decía otra cosa: que la blindada invulnerabilidad del poder que proporciona el amor incondicional había dado sus frutos inmediatamente.
Así, el médico metanense, al que un inesperado «second wind» le permitió sobrevivir al pico del dengue registrado el pasado mes de marzo, fue descabezado por Urtubey, aunque más que cortarle la cabeza lo que quería hacer el Gobernador era cortarle las manos, ya que el ahora exministro había batido dos marcas mundiales casi al mismo tiempo: la de convenios firmados y de problemas sanitarios irresueltos.
Como corresponde a un novio reforzado, Urtubey ha decidido que Villa Nouguès vuelva al llano y encumbrar a uno de los comodines que tiene su gobierno: el señor Roque Mascarello, actual director de la empresa estatal Aguas del Norte, quien hace casi veinte años tuvo también un alto cargo en la administración sanitaria del gobernador Juan Carlos Romero, uno de los invitados estrella a la fiesta de casamiento.
Mientras tanto, la popular espera en las próximas horas conocer cómo será la futura «articulación» entre la nueva Primera Dama de la Provincia y la Ministra de Derechos Humanos y Justicia, señora Pamela Calletti, que hasta el pasado sábado era -«de facto»- la figura femenina más prominente del gobierno provincial. Aunque nada hace pensar en un cortocircuito inmediato entre ambas mandatarias, cuando Urtubey comience a gobernar la Provincia de Salta desde su nuevo domicilio en el Sur del país, el humor del poder puede cambiar en cualquier momento.
Lo de Villa Nouguès es solo una muestra de lo que está por venir.