
Pero no ha sucedido así, ya que el Gobernador de Salta y un pequeño grupo de gente que lo rodea, encabezado por el propio Ministro de Gobierno, se encargan por estos días de promocionar la herramienta en diferentes lugares del país, tal como si estuvieran promocionando un producto salteño hecho a base de dulce de cayote, una empresa de esta tierra o los atractivos turísticos del paisaje local.
Pero ni el voto electrónico es salteño (no tiene una sola línea de código escrita en Salta o por salteños) ni la empresa privada que intenta implantarlo en todo el país es salteña. Ni un solo centavo de sus beneficios se invierte legalmente en Salta y los puestos de trabajo que esta empresa pudo haber creado temporalmente en la Provincia se extinguieron con las elecciones.
¿Por qué razón entonces el Gobernador de Salta, recién reelecto para un tercer mandato, ocupa su valioso tiempo en promocionar fuera de su Provincia algo que no forma parte de la «Marca Salta»? ¿Qué motivos impulsan a Juan Manuel Urtubey a pregonar las bondades del voto electrónico una vez que se ha servido de él para ser reelecto?
A responder
Hay muchas explicaciones posibles, pero solo dos con cierta lógica.La primera es que el Gobernador, con su despliegue de promoción comercial, política y artística, podría estar devolviendo favores a la empresa Magic Software Argentina, que no solo es la propietaria del voto electrónico, de las máquinas y de las boletas, sino que también -como se recordará- fue la encargada del escrutinio provisional de la elección; es decir, la que durante la tarde noche electoral contó los votos de casi 3.000 mesas y proclamó al ganador en menos de una hora.
La segunda -una vez descartada la primera- es que sea el Gobernador el que le esté haciendo el favor a Magic Software Argentina de publicitar las bondades de su producto en aquellas provincias que aún dudan de los beneficios de un sistema que ha sido desechado, con argumentos constitucionales más que contundentes, en varios de los países más avanzados del mundo.
En este último caso hay que preguntarse si ese «favor» del Gobernador hacia MSA es un gesto desinteresado del mandatario o si, por el contrario, no lo es.
Si fuese lo primero (es decir, si el Gobernador lo hace de puro bueno nomás) cabría preguntarse de dónde saca el tiempo y el dinero necesarios para sus desplazamientos, teniendo en cuenta que los salteños esperan de él que se dedique a gobernar y no desean verlo ejerciendo funciones de marketing que no están previstas en la Constitución, a favor de una empresa privada.
Si fuese lo segundo, habría que indagar si el interés del Gobernador está relacionado con futuros beneficios para Salta (supuesto altamente improbable) o con beneficios personales para él y para quienes integran el reducido equipo que, aún después de su fracaso en Salta, sigue sosteniendo y defendiendo el voto electrónico como si en ello le fuera la vida.
En este último caso, sería conveniente que salieran a la luz pública los términos del «acuerdo» que permite a una empresa privada (que necesita, como ninguna otra, de favores políticos para poder prosperar) utilizar como empleados a funcionarios públicos de alto rango para ampliar su negocio y obtener cuantiosas ganancias.