Reacciones contra el ‘toque de queda’ electoral en la Argentina

  • La regulación legal de las jornadas de reflexión en la Argentina -antigua y restrictiva de las libertades públicas- comienza a ser cuestionada por algunos sectores de la ciudadanía que reclaman su actualización.
  • Una legislación antigua y restrictiva de las libertades cívicas

Durante los días en que rige la mal llamada «veda electoral», y dependiendo de las horas y los lugares, en la Argentina no solo se prohíbe la difusión de propaganda electoral, la realización de actos de campaña o la publicación y difusión de encuestas y sondeos preelectorales, sino que también se encuentran prohibidos:


1) Los espectáculos populares al aire libre
2) Los espectáculos populares en recintos cerrados
3) La apertura de universidades que por ley no se adhieran al sufragio
4) Toda clase de reunión pública que no se refiera al acto electoral
5) La realización de reuniones de electores en los domicilios
6) Las fiestas teatrales y deportivas
7) La utilización de las viviendas como depósito de armas
8) La apertura de organismos partidarios
9) La distribución de boletas de sufragios a los electores
10) La portación de armas, banderas, divisas u otros distintivos
11) La venta de bebidas alcohólicas

La mayoría de prohibiciones enumeradas es poco realista y, algunas, como la prohibición de vender bebidas alcohólicas, contraproducente, pues esta restricción tiene casi como único efecto el disparar al alza el precio de unas bebidas que se venden en semiclandestinidad sin que la autoridad se preocupe por impedirlo.

Otras son absurdas, como la prohibición de «toda clase de reunión pública», la «reunión de electores en los domicilios» o la realizar espectáculos y fiestas.

Un mayor número de prohibiciones supone también una innecesaria sobrecarga de trabajo para las autoridades que tienen que tramitar denuncias por hechos muchas veces intrascendentes que solo trasladan a la jornada electoral el enfrentamiento entre partidos y fracciones.

Sucede también que las restricciones a las libertades, pensadas originalmente para favorecer la libertad del elector a la hora de emitir su voto, se vuelven en contra de él ya que obligan a lanzar a la calle una enorme cantidad de policías para hacer cumplir unas normas que en casi nada inciden sobre la calidad del proceso electoral o sobre la libertad de sus protagonistas. Así, durante la jornada de votación el protagonismo ciudadano cede en favor de la omnipresencia de policías, fiscales y controladores del más variado pelaje, que prácticamente obligan a las personas normales a refugiarse en su casa antes y después de emitir su voto, para evitar cualquier tipo de problemas.