La actual canciller alemana, Angela Merkel, ha celebrado anoche "el encargo de formar gobierno" que recibió en las urnas, pero reconoció que su partido esperaba "un resultado un poco mejor", luego de que las proyecciones iniciales le dieran la primera minoría del parlamento federal con un 33,5%, lejos de la mayoría que necesita para gobernar en solitario.
El retroceso de la CDU/CSU de Merkel es de unos ocho puntos porcentuales respecto a las pasadas elecciones federales celebradas en el año 2013.
Los socialdemócratas, con su líder Martin Schulz a la cabeza, ha cosechado, por el contrario, su peor resultado desde 1950. Socios en el primero y el tercer mandato de Merkel, los del SPD han anunciado noche que no volverán a formar la gran coalición con Merkel, y que, dado que han quedado segundos con un 21% de los votos, pasarán a liderar la oposición.
Este anuncio parece responder a una estrategia para evitar que la extrema derecha, que obtuvo un sorprendente resultado al alcanzar el 13% de los votos, no se convierta en la principal fuerza de la oposición, un rol con peso institucional en el parlamento federal alemán.
Por otro lado, a Merkel no le alcanzará una alianza sólo con sus socios liberales del FDP, con los que ya compartió gobierno entre 2009 y 2013. Esta fuerza quedó cuarta con un 10%, siempre según las primeras proyecciones no oficiales. Por lo tanto, y dado que la canciller ya descartó en campaña una alianza con La Izquierda (Die Linke) o con la extrema derecha, su única opción para formar una coalición con mayoría en el parlamento es unirse con los liberales y también con Los Verdes, una coalición con una amplitud ideológica hasta ahora inédita.
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