
El seleccionado argentino de fútbol ha sido ampliamente superado esta noche por el de España, en el partido amistoso que ambos equipos disputaron en el nuevo estadio Wanda Metropolitano de Coslada, ciudad ubicada al Este de Madrid.
El equipo que entrena Julen Lopetegui endosó a su rival un inesperado 6 a 1, con un vendaval de goles en la segunda parte, favorecido por la pasividad del equipo argentino y el juego fluido de los españoles.
España se puso en ventaja gracias a un gol de Diego Costa, que al marcar chocó de forma muy violenta con el arquero argentino Sergio Romero. Si bien los dos permanecieron en la cancha por algunos minutos más, fueron reemplazados.
La Selección -que no tuvo a su estrella y capitán en la cancha- no encontró jamás su juego, ni siquiera cuando Gonzalo Higuaín, solo frente al arquero rival, mandó una pelota por encima del travesaño tras un precioso centro desde la izquierda. Perdidos en el centro de la cancha, Banega y Mascherano dieron la impresión de lentitud, de falta de ideas y de bloqueo con el balón.
Particularmente pobre fue la actuación de quien hasta hace poco fuera central titular en el Fútbol Club Barcelona. El jefecito perdió casi todos los mano a mano con los españoles y cometió errores que evidencian su falta de competición.
Tras aumentar la cuenta Isco en el primer tiempo, el equipo argentino descontó gracias a un cabezazo ajustado de Nicolás Otamendi a la salida de un córner.
Solo el desempeño de Maxi Meza y el despliegue de Lucas Biglia fue destacable en el equipo argentino, en donde no encontraron su lugar ni su ritmo jugadores como Giovanni Lo Celso o Marcos Rojo. Los cambios introducido por un desbordado Sampaoli no mejoraron el rendimiento del equipo, mientras los españoles se recreaban en su juego, de inusitada efectividad frente al arco contrario.
La derrota cierra del peor modo posible la ronda de partidos amistosos previstos a poco menos de ochenta días del comienzo del mundial de Rusia. El buen partido que la Selección disputó en Manchester frente a Italia, sin Leo Messi en sus filas, abrió una luz de esperanza para la afición y significó un efímero voto de confianza para el entrenador Sampaoli, que ya no tiene margen para la experimentación y deberá definir el equipo en pocas semanas.
Por su parte, España pareció aliviada con la victoria frente a un rival que siempre -salvo en esta ocasión- se ha planteado problemas irresolubles. Habitualmente firme en defensa y precisa en el medio campo, la selección que entrega Lopetegui tuvo en el ataque a su mejor línea. Sin Busquets y con Ramos y Piqué en baja forma, en el equipo español destacaron jugadores jóvenes como Isco, Asensio o Aspas que dieron al ataque español una nueva fisonomía.