
Las dos explosiones tuvieron su origen en una nave del puerto que almacenaba nitrato de amonio, un material altamente peligroso. Hasta el momento se han contabilizado 135 muertos 5.000 heridos. Barrios enteros han quedado reducidos a escombros.
"La situación es apocalíptica, Beirut jamás ha conocido esto en su historia", declara el gobernador, Marwan Abboud. Casi la mitad de la ciudad "ha quedado destruida o dañada", según las primeras estimaciones de Abboud. "He realizado una visita por Beirut y los daños pueden elevarse a entre 3.000 y 5.000 millones de dólares", indicó a la agencia francesa AFP, citada por el diario español El Mundo.
Según estas mismas fuentes, hasta 300.000 personas se han quedado sin hogar ante la masiva destrucción de amplias zonas residenciales aledañas al puerto y ahora dependen de las agencias humanitarias para lograr refugio, agua y comida.
Uno de los edificios dañados es el Hospital Saint Georges, cuya unidad de emergencias sufrió el impacto de las explosiones y se quedó sin electricidad. Sus médicos tuvieron que habilitar el aparcamiento para atender a los heridos. El corte de luz provocó la muerte a los pacientes de la UCI, al pararse los equipos de soporte vital, según informó el diario 'An Nahar'. El miércoles, el centro sanitario tuvo que ser cerrado ante el riesgo de derrumbe.
La tragedia de Beirut ahonda la crisis que sufre el país desde hace meses. Sumido en la bancarrota, el Líbano ha abandonado sus infraestructuras básicas. El país declaró en marzo el primer impago de deuda de su historia. Mientras, el impacto del coronavirus, que obligó a confinar a la población en los meses más duros de la pandemia, ha ahondado en la debacle económica y ha arrasado la clase media: uno de cada tres libaneses ha perdido su trabajo. Casi la mitad de la población vive hoy bajo el umbral de pobreza, según estadísticas oficiales. La inflación de productos alimentarios ha aumentado un 109% entre septiembre y mayo, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El colapso afecta a la sanidad pública y privada. "Todo el sistema hospitalario se está resquebrajando en medio de lo que es -ya lo era antes de las explosiones- la peor crisis que vive el país en décadas", afirma Heiko Wimmen, director para Líbano, Siria e Irak del think tank Crisis Group, en una entrevista telefónica con el diario español El Mundo.
El coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Líbano, Emmanuel Massart, ha calificado la situación de la capital libanesa de catastrófica, con decenas de personas todavía desaparecidas y con equipos de rescate buscando a gente atrapada en sus hogares.
Las explosiones también han comprometido la seguridad alimentaria del país, ya que han destruido el mayor silo de trigo, que se encontraba en el puerto de Beirut y donde se depositaba el 85% del grano. La capacidad de importar también ha quedado muy limitada, debido a los daños que se han producido en el puerto. El Líbano depende en un 80% de las importaciones de trigo y en los últimos meses éstas y todas la compras internacionales de alimentos, medicinas y combustible se han visto afectadas por la crisis financiera y la escasez de liquidez.
Fuente: ELMUNDO.ES - The Guardian