Los exconsejeros catalanes regresan a Barcelona, pero Puigdemont sigue en Bruselas

  • En caso de que el expresidente y los exconsejeros querellados no se presenten mañana en la Audiencia Nacional, la Fiscalía podría pedir al tribunal que tramite una orden europea de detención y entrega que debe ser resuelta por las autoridades belgas.
  • La crisis en Cataluña

A pesar de que anoche el periódico La Vanguardia dio por hecho de que el cesado presidente Carles Puigdemont se hallaba a bordo de un avión de línea con rumbo a Barcelona, no se ha podido confirmar finalmente que aquél haya abandonado territorio de Bélgica, como sí lo han hecho los exconsejeros que lo acompañaron en su aventura.


Muchos de estos últimos han dado a entender que comparecerán ante la juez Carmen Lamela de la Audiencia Nacional a ejercer su derecho de defensa frente a la ya formal imputación judicial por rebelión o sedición y malversación de caudales públicos, tras la admisión a trámite de una de las querellas interpuestas por el Fiscal General del Estado contra los responsables del alzamiento contra la Constitución.

Sin embargo, el expresidente Puigdemont no lo hará, según ha anunciado anoche a una televisión holandesa su nuevo abogado, el belga Paul Bekaert.

La situación es algo contradictoria, pues si los exconsejeros se presentarán a declarar, como por otra parte es su obligación, se supone que estos consideran que la justicia de los tribunales nacionales españoles ofrece las garantías de un juicio justo que Puigdemont niega, como argumento para permanecer fuera de España y sustraerse así a la acción de la justicia.

Tanto el expresidente como los exconsejeros están citados de comparecencia a la Audiencia Nacional mañana día jueves 2 de noviembre a la nueve de la mañana.

Según el abogado Bekaert, su cliente está esperando a ver cuál es la reacción del Estado español y cómo se desarrollan los acontecimientos.

Al mismo tiempo de anunciar de que Puigdemont no solicitará asilo político en Bélgica (no tanto porque no lo desee sino porque Bélgica no se lo concederá), el letrado Bekaert ha anticipado que va a recurrir cualquier intento de extradición a España.

Dice el diario El País esta mañana que, en caso de que los querellados no se presenten el jueves en el tribunal, la Fiscalía podría pedir a la juez Carmen Lamela que tramite una orden europea de detención y entrega, que de ser aprobada por la magistrada conllevaría una solicitud a las autoridades belgas para el arresto de Puigdemont y los exconsejeros presentes en Bélgica.

Apoyos políticos reducidos

El mismo diario español dice que si el expresidente decidiera prolongar su estancia en Bélgica tendrá difícil granjearse cualquier apoyo político a su desafío a la justicia más allá del expresado por la ultraderechista Vlaams Belang, una formación marginal cuyo cóctel ideológico tiene como base la independencia de Flandes, euroescepticismo y una xenofobia sin tapujos.

Recuerda El País que las puertas de las instituciones comunitarias ya le estaban completamente cerradas en su etapa de president, por lo que es impensable cualquier respaldo por ese flanco. El Gobierno belga se ha desvinculado de toda relación con su aterrizaje en Bruselas. Su primer ministro, Charles Michel, aseguró que se le tratará como a un ciudadano más. Y sus tradicionales aliados flamencos de la nacionalista N-VA han salido rápidamente a negar cualquier implicación con el viaje ante el temor de que un acercamiento a Puigdemont pueda provocar nuevos roces con los liberales francófonos con los que comparte Gobierno de coalición al frente del país. Solo uno de sus miembros, el alcalde de Amberes, Bart de Wever, ha roto ese invisible cordón sanitario que parece rodear la visita del expresidente. "Carles Puigdemont es un amigo y será siempre bienvenido", afirmó este martes.

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