
El jefe y los otros oficiales de la defensa sobrevivieron al ataque, pero diez civiles que viajaban en un minibus próximo al convoy militar resultaron muertos. Fuentes del gobierno señalan como responsable del hecho al grupo Shabab.
Este grupo, que reivindicó el atentado, afirma sin embargo haber matado a varios oficiales del ejército.
El ataque se produjo tres días después de que el nuevo presidente del país, Mohamed Abdullahi Mohamed, conocido por su sobrenombre de Farmajo, declaró la guerra a los militantes de Shabab y reemplazó a la cúpula militar, la de la policía y la de la inteligencia nacional, a la vez que cambió también al alcalde de la capital, para afrontar -según el gobierno- la amenaza lanzada por Shabab.
Mientras la violencia política se incrementa, el país se encuentra amenazado también por la hambruna y la sequía. Los hechos violentos también se han extendido al mar, ya que el sábado unos piratas atacaron a un velero mercante en el golfo de Aden, pero consiguieron huir antes de enfrentarse a las patrullas antipiratas.
Fuente: The New York Times