
Pasadas las dos y media de la tarde (CET) la ciudad en la que tiene su sede la Comisión Europea se encuentra aún bajo estado de shock. El gobierno del primer ministro Charles Michel ha elevado al máximo nivel el alerta por riesgo de atentado terrorista y en la capital belga no funciona ningún medio de transporte.
El gobierno belga y su monarca han recibido a lo largo de la mañana mensajes de solidaridad y apoyo de la mayoría de los líderes políticos del mundo. Los servicios de inteligencia de los Estados Unidos de América se mantienen en contacto directo con sus homólogos belgas y el presidente francés François Hollande ha convocado a su gabinete de crisis.
Se habla por estas horas del final de facto del acuerdo Schengen, que suprime las fronteras interiores entre países de la Unión Europea y Suiza.
Los servicios de seguridad belgas trabajan sobre la hipótesis de atentados suicidas, aunque también se sigue la pista de probables autores o instigadores vivos de los dos atentados que afectaron esta mañana la terminal de salidas del aeropuerto de Zaventem y en la estación de Metro de Maelbeek, muy cerca de la sede de las instituciones europea.