España no se quedó sin rey ni por un minuto

(MADRID) - Felipe VI es el nuevo rey de España desde las 0 horas del día jueves 19 de junio de 2014, momento en el que se produce la entrada en vigor -mediante su publicación en el Boletín Oficial del Estado- de la Ley Orgánica 3/2014, de 18 de junio, por la que se hace efectiva la abdicación del anterior monarca, Juan Carlos I de Borbón.

Por tanto, no se ha producido -como afirma hoy un diario de Salta- una situación de vacancia temporal en la Jefatura del Estado español.

Desde el pasado día 2 de junio, fecha en que se hizo pública la decisión de Juan Carlos I de abdicar la corona en favor de su hijo, reputados constitucionalistas se han pronunciado con claridad y sin discrepancias sobre el alcance y los tiempos del mecanismo sucesorio previsto en el artículo 57 de la Constitución Española de 1978, destacando en primer lugar que, según la costumbre de las monarquías europeas, el nuevo reinado comienza desde que se produce la abdicación del anterior monarca.

Sin embargo, como esta decisión carece de valor jurídico alguno -pues la española es una monarquía parlamentaria y todos los actos del rey están sujetos los poderes que emanan de la soberanía del pueblo- es necesario que las Cortes Generales procedan a darle la forma legal prevista en el apartado 5 del artículo 57 de la Constitución, que es la forma de Ley Orgánica.

Esta ley no ha sido aprobada la semana pasada, como se afirma en el matutino salteño, sino esta misma semana, tras el voto favorable del Senado. La semana pasada había sido aprobada solo por el Congreso de los Diputados.

Tras la aprobación de las Cortes, la entrada en vigor de la ley requiere, como todas las de su tipo, la firma del Rey y la publicación en el BOE. Ambos pasos ya se ha cumplido y, tras ellos, Felipe VI es el nuevo rey de España, sin que para serlo deba esperar al acto de proclamación y de juramento ante la Cortes Generales, previsto en el artículo 61.1 de la Constitución y señalado para la mañana de hoy.

Los constitucionalistas han destacado que las Cortes solo pueden proclamar rey a quien ya es rey y que el juramento -a diferencia del que prestan el Presidente del Gobierno y los ministros- no es constitutivo y el acto no equivale a una «investidura» del nuevo monarca. Felipe VI llega, pues, al Congreso de los Diputados como rey.

En resumen, que el automatismo de la sucesión en la Jefatura del Estado previsto en la Constitución Española (que incluso prevé la hipótesis de la Regencia), impide que en la práctica se produzcan vacantes ni vacíos, ni siquiera transitorios.

Otras precisiones

No es cierto que vayan a prestar juramento «los nuevos monarcas», ya que, como es sabido, la reina Letizia es reina consorte; es decir, no será proclamada ni deberá prestar juramento alguno ante las Cortes. Tan solo acompañará a su marido.

Por la misma razón es que en ningún momento de este proceso sucesorio se ha producido un «renunciamiento» de la reina Sofía.

En el caso de Felipe y Letizia, no cabe tampoco hablar de «flamante pareja», pues los nuevos reyes cumplieron en mayo pasado diez años de matrimonio. Sus imágenes como pareja real ya se vendían en las tiendas de souvenirs, incluso desde antes de que estuviesen casados.

Conviene aclarar también que Juan Carlos I no es «exrey», pues seguirá utilizando el título de Rey, cualquiera sea la misión institucional que le asigne el gobierno, o su hijo, como nueva cabeza de la Casa Real.

Las abdicaciones de borbones en la historia

Por último, si bien es verdad que España asiste hoy a un hecho histórico (por primera vez se producirá un cambio en la Jefatura del Estado por el mecanismo previsto en la Constitución de 1978), no es cierto que sea ésta «la primera vez que la máxima autoridad de la monarquía entrega el trono a un sucesor», como se afirma en el diario de Salta.

Al contrario, la abdicación ha sido históricamente el modo habitual de transmisión de la corona entre los reyes de la dinastía borbónica. De los once monarcas borbones que hasta hoy han reinado en España, solo cuatro no la han practicado en algún momento de su reinado.

El último precedente de abdicación voluntaria se produjo el 10 de enero de 1724, cuando Felipe V abdicó inesperadamente en favor de Luis I, que murió ocho meses más tarde.

También abdicaron, aunque en condiciones irregulares, por la situación política, Carlos IV en favor de su hijo, Fernando VII, y éste a favor de su padre; Isabel II en favor de su hijo Alfonso XII y Alfonso XIII en favor de su hijo, don Juan de Borbón, abuelo del actual monarca.