
Según el diario francés Ouest France, citado por Europe 1, el trabajador comenzó a simular problemas de salud inexistentes, en junio de 2014. A raíz de estas dolencias, su médico de cabecera le prescribió una primera baja laboral que luego sería renovada varias veces. Su empleador comenzó entonces a tener dudas sobre esta enfermedad, hasta que un domingo del pasado mes de diciembre sorprendió a su empleado sobre una cancha de fútbol.
Cuando el enfermo imaginario advirtió la presencia de su patrón, abandonó inmediatamente el terreno de juego y a sus compañeros de equipo. Después de la denuncia del empleador, los investigadores pudieron establecer que el trabajador disputó numerosos partidos en las mismas condiciones. El simulador era, efecto, capitán de su equipo y en calidad de tal firmaba todas las planillas de los partidos.
En su defensa alegó que jamás jugó una hora y media y que entraba solo en la parte final de los partidos. Pero el argumento fue inútil. Al final, el enfermo imaginario se declaró dispuesto a pagar la indemnización de 12.300 euros fijada por el tribunal en su condena, pero sobre la prisión ha dicho que le parece «un asunto de proporciones increíbles».
Fuente: Europe 1