La Revolución Verde y la Tarjeta Roja se enfrentan en las calles de Salta

La Ministra de Derechos Humanos de Salta va dándose cuenta, lentamente, que es más cómodo regalar anteojos y colocárselos personalmente sobre las narices de los «beneficiarios» que luchar contra la violencia de género.

Solo a un alma candorosa y caritativa se le puede ocurrir que se conseguirá erradicar la violencia contra las mujeres organizando una caminata para «sacarle tarjeta roja al maltratador».

Las propias mujeres -las más comprometidas- han denunciado la insuficiencia y la ingenuidad de esta campaña, porque se lleva una cantidad de recursos del Estado que bien podrían destinarse a políticas efectivas de asistencia y protección a las víctimas y porque del gobierno se esperan medidas algo más contundentes que una voluntariosa caminata por los barrios.

La ministra Marianela Cansino repite así -probablemente sin quererlo- el enorme error de su antecesora en el cargo, señora María Silvia Pace, quien, por toda política contra la explotación laboral de los niños, planteó (y lo peor es que lo llevó a cabo) la distribución de «individuales» en las confiterías del centro de la ciudad con motivos alusivos al trabajo infantil.

Barbaridades como estas (y otras que no viene al caso citar) le costaron a la señora Pace su asiento en el gobierno.

Así pues, mientras la campaña gubernamental «Sacá la tarjeta roja al maltratador» hace agua por la calle, la Municipalidad de Salta, bajo la dirección de Miguel Isa, marcha cinco pasos delante del gobierno provincial, no solo en materia de lucha contra la violencia de género sino también en el cuidado del medio ambiente.

Parece curioso, pero mientras la imagen de Juan Manuel Urtubey como depredador de los bosques se va haciendo cada vez más sólida y visible (gracias a Greenpeace, claro), y su gobierno no acierta a dar con las medidas adecuadas que acompañen la pomposa e inútil declaración de emergencia social en materia de violencia contra las mujeres, la imagen de Isa crece en la dirección contraria.

Así sucede porque el Intendente tiene a su lado a Frida Fonseca, una abogada bien formada y con un carácter firme, que sabe por dónde van los tiros, y a un grupo de jóvenes funcionarios (entre ellos, el dimitido Emiliano Durand) decididos a convertir a Salta en una ciudad limpia, descontaminada y verde.

De momento, la #RevoluciónVerde se impone por knock out a la Tarjeta Roja.