El gobierno de Salta no gobierna: 'acompaña'

  • Urtubey dice a sus fieles: 'Yo soy el camino, la verdad y la vida'. Y luego de pronunciar estas palabras mágicas se va a dormir la siesta. No sin antes recomendar a sus funcionarios que en vez de tomar decisiones y de solucionar problemas, les digan a los ciudadanos en dificultades que el gobierno los 'acompaña'.
  • Un gobierno inútil

En la mayoría de los países del mundo -incluso en los regidos por dictaduras- el gobierno es un activo transformador de la realidad social, un protagonista excluyente de las empresas colectivas más importantes.


No sucede así en Salta, en donde el gobierno de Juan Manuel Urtubey parece haberle cedido la iniciativa a los diferentes grupos sociales, a los que el gobierno dice, desde hace algún tiempo, que viene «acompañando».

En efecto, si se movilizan las víctimas de delitos graves, el gobierno en vez de arremangarse y ponerse a solucionar sus problemas, dice que los «acompaña».

Si los jueces y tribunales de la Provincia tienen pendientes de resolver asuntos delicadísimos para la vida civilizada, el gobierno de Urtubey, en vez de poner en marcha los mecanismos legales que son de su competencia para lograr que estos asuntos se resuelvan, dice que está «acompañando» a los jueces.

Si más de cien mil personas se lanzan a los caminos para intentar llegar vivos a la Catedral durante el tiempo del Milagro, el gobierno dice que también los «acompaña», como si fuese un perrito que viene caminando con los peregrinos.

Y así con los carreros, con los empresarios del turismo, los industriales de las fábricas vacías, las mujeres maltratadas, los transexuales apaleados por la Policía, los trabajadores explotados, las adolescentes fugadas del hogar, los partidos políticos burlados por el voto electrónico y un sinfín de colectivos sociales que afrontan dificultades similares. Basta con ponerles un patrullero al lado para salir a decir luego que se los «acompaña».

El gobierno no les soluciona un solo problema. Como los psicoanalistas, se limitan a escucharlos, los animan a que «verbalicen» sus quejas, y luego salen a decir que los «acompañan»; más o menos como el doliente amigo del muerto le dice a la atribulada viuda que le «acompaña el sentimiento», pero no pone un centavo para levantar las numerosas deudas del finado.

Lo que equivale a decir que Urtubey no gobierna sino que se limita a dar el pésame a los que tienen problemas y a decirles: «va a tener que arreglárselas usted solo, mi amigo. Nosotros lo acompañamos, pero de sus problemas se encarga usted».

Es muy razonable suponer que si Urtubey consigue su delirante sueño de convertirse en Presidente de la Nación, la Argentina será el primer país del orbe en el que regirá una «acompañocracia». Tanto, que el bello himno compuesto por Blas Parera será reemplazado por el You'll Never Walk Alone (Nunca caminarás solo), la canción de Rodgers and Hammerstein que ha sido adoptada como himno por el Liverpool Fútbol Club.

Pero como solían decir las sabias abuelas salteñas, las malas compañías son la madre de todos los vicios.

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