
En una nueva y brillante demostración de cinismo político y de relativismo moral, el Gobernador de Salta ha pedido hoy a través de su cuenta de Twitter el beneficio de la «verdad», se supone que para las víctimas del atentado terrorista contra la sede de la AMIA y no para «la barbarie y el dolor», como se desprende de la mala redacción de su tuit.
Digamos que en una redacción medianamente coherente, la barbarie y el dolor, antes de «merecer» la verdad, como propone Urtubey, lo que se merecen es la repulsa más absoluta en el caso de la primera y el respeto más exquisito en el caso del segundo.23 años del atentado a la AMIA. Tanto dolor, tanta barbarie, merecen lo más importante: verdad.
— Juan Manuel Urtubey (@UrtubeyJM) 18 de julio de 2017
Pero aún con inconsecuencias sintácticas, ese César caprichoso que es Juan Manuel Urtubey ha querido hoy estar presente en un nuevo aniversario de aquel sangriento suceso, reclamando la «verdad», y dejando entrever con ello que aún se desconoce lo que sucedió realmente aquel tristísimo 18 de julio de 1994. Solo pudo haber movido la conciencia del Gobernador la certeza de que todavía existen puntos oscuros en la investigación y que los verdaderos culpables del crimen no han sido castigados.
Pero la misma certeza -casi idéntica- existe en el irresuelto caso de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni, violadas y asesinadas en Salta hace hoy seis años, mientras Urtubey era Gobernador y el actual diputado nacional Pablo Kosiner ejercía las funciones de Ministro de Seguridad.
A seis años de aquel espeluznante suceso y ante la evidencia poco menos que incontestable de que el doble crimen no pudo ser cometido únicamente por las dos personas que actualmente están encarceladas (una de las cuales insiste de forma vehemente en su inocencia), Urtubey no solo no reclama la «verdad», ni habla de «barbarie» o de «dolor», sino que se muestra llamativamente muy activo en el archivo del caso, aun con las precarias conclusiones judiciales que de todos son conocidas.
Durante todo este tiempo, el gobierno de Urtubey ha pasado de una téorica y muy formal ayuda a los familiares de las víctimas, a la abierta descalificación de ellas; especialmente de Jean-Michel Bouvier, el padre de Cassandre, a quien el Gobernador de Salta dibujó en un programa de televisión como un hombre profundamente trastornado por el dolor de haber perdido a una hija. Hay que recordar que esta cruel descalificación llegó después de que Bouvier denunciara reiteradamente desde París las promesas incumplidas de Urtubey, entre ellas las de gestionarle al padre francés una audiencia con el presidente Mauricio Macri.
El caso de la mutual judía
Pero en el caso de la AMIA, la solidaridad de Urtubey con las víctimas del atentado destaca por su marcado oportunismo. No está demás recordar aquí y ahora que el actual Gobernador de Salta apoyó expresamente el Memorándum de Entendimiento con Irán, suscrito por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2013, en medio de la desconfianza de buena parte del espectro político nacional.Este instrumento, a la postre abandonado por Irán -a raíz de la persistencia de Interpol- y declarado inconstitucional por los tribunales de justicia argentinos, fue abiertamente rechazado por la AMIA así como por organizaciones sociales especializadas en terrorismo y derechos humanos, en tanto constituía una solapada declinación de la soberanía nacional y de la jurisdicción de los tribunales argentinos que, con anterioridad a la firma de los acuerdos, ya habían avanzado sustancialmente en la atribución de culpabilidades.
El mismo Gobernador que hoy condena la «barbarie», lamenta el «dolor» y exige solemnemente la «verdad», es el que instruyó a sus diputados nacionales para que en la sesión del día 27 de febrero de 2013 votaran a favor de aquel Memorándum. Cabe recordar que de los siete diputados nacionales electos en la Provincia de Salta, solo dos (Bernardo Biella y Alfredo Olmedo) se opusieron a la aprobación del instrumento, mientras que todos los que entonces respondían (y aún responden) a Urtubey (Cristina Fiore Viñuales, Pablo Francisco Kosiner, José Antonio Vilariño y Fernando Yarade), más el kirchnerista Walter Raúl Wayar, votaron a favor.
No se ha de olvidar tampoco que, en el Senado, el kirchnerismo (sin salteños, por suerte) apoyó sin pestañar al senador Miguel Ángel Picheto, quien en la sesión del 21 de febrero de 2013 pronunció aquella famosa frase: «El atentado a la AMIA le costó la vida a argentinos de religión judía y a argentinos argentinos que estaban en ese lugar».
Si no denunciamos ahora la inmoralidad de estos impresentables virajes, mañana Urtubey podrá seguir aplaudiendo o lamentando políticas que antes rechazó o apoyó, como si fuera algo natural. No debemos permitirlo.
