Las políticas de «igualdad» del gobierno de Salta están produciendo unos asombrosos resultados, pero no para las mujeres, que siguen sumidas en la ignominia, sino para los animales, con los perros a la cabeza de todos ellos.
De hecho, muchas mujeres están poniendo en duda ahora mismo su integración en asociaciones de corte feminista a la vista de que obtienen mayor visibilidad y réditos políticos como activistas de asociaciones protectoras de animales.
Los perros salteños son unos protagonistas indudables de la vida social. Desde los actos patrióticos a la erradicación de la pirotecnia, pasando por la detección de alijos de droga, en todo proceso social importante que se produzca en nuestra Provincia hay un perro de por medio.
Todo ello, sin contar el imparable avance de los caballos y los chanchos.
Hay mujeres que esperan siglos para que un juez adopte en relación con ellas medidas de protección, mientras que para que un perrito pueda campar a sus anchas en una casa de barrio, una jueza ordenó hace poco a una propietaria reformar un casa. Y todo ello en cuestión de pocos días.
En Salta, los perros no solo tienen su día, su monumento y su santo, sino también tienen «su aquel»; es decir, un espíritu legendario todavía no demasiado explorado y explotado. El día que la historia descubra que el General Güemes confiaba más en sus caschis que en sus gauchos, los desfiles patrióticos (y algunas otras costumbres) cambiarán de configuración en Salta.
Con un poco más de esfuerzo, las animalistas de Salta (en su mayoría mujeres), lograrán que los perros en esta Provincia tengan un estatus similar al que que desde hace miles de años disfrutan las vacas y los elefantes en la India.
En estas condiciones, no sería descabellado pensar que el Gobernador de la Provincia, embarcado en una operación solapada para reformar la Constitución y extender su mandato más allá de los límites permitidos, dirija próximamente su mensaje a los perros de Salta, como lo ha hecho recientemente el presidente Nicolás Maduro, que ha pedido a unas vacas su apoyo para reformar la Constitución de Venezuela.
Algunos audaces piensan incluso que la fórmula Urtubey-Parodi podría ser batida en las urnas por una eventual alianza entre Malevo y Cholita. Pero el trágico deceso de estos últimos ha impedido que los ciudadanos puedan ver a sus políticos al uso midiendo sus fuerzas con una pareja de perros famosos en una competencia electoral limpia y sin trucos.
Si la cosa realmente avanza en esta dirección, los futuros enemigos de la República serán los castradores del quirófano móvil del intendente Saénz.
