¿Estamos pagando los salteños y los salteñas el currículum de Pamela Calletti?

Antes de ser designada en el cargo de Ministra de Justicia del gobierno provincial de Salta, la señora Cintia Pamela Calletti, joven abogada egresada de la Universidad Católica de Salta, tenía un puesto en la Abogacía del Estado. Su afinidad con el padre del Gobernador, su buena presencia y su desempeño profesional, por ese orden, propiciaron su acercamiento a la política.

Sin embargo, la política no ha sido amable ni condescendiente con la joven abogada de gran proyección. Al contrario, la ha maltratado.

Sus probabilidades de ocupar cargos de mayor relevancia que el actual se han reducido drásticamente, contra su voluntad por supuesto, a causa de las escandalosas cifras sobre asesinatos de mujeres en Salta, que han puesto en seria duda su capacidad para lidiar con un problema de raíces profundas como la violencia de género. Además, la repulsa de que fue objeto la señora Calletti hace menos de una semana, al presentarse a la marcha organizada por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, no deja dudas acerca de sus escasas posibilidades -al menos en el corto plazo- de ocupar un cargo político electivo.

El futuro de la señora Calletti está, pues, en la magistratura. En los próximos años, si el destino no le juega una mala pasada, será jueza, fiscal, asesora de incapaces o defensora oficial. Cualquiera sea el cargo que ocupe, a buen seguro hará las cosas bien, porque su formación jurídica -claramente insuficiente para la política- la avala para desempeñar un cargo de estas características.

Si este salto -o, mejor dicho, retorno- al ámbito jurídico se concreta, sería de esperar que la señora Calletti no hiciera figurar entre sus antecedentes profesionales todos los cursos, congresos, talleres y seminarios a los que asistió en calidad de Ministra de Justicia del gobierno provincial.

Sería injusto y poco ético que lo hiciera, ya que a los mismos no asistió por sus méritos personales ni con sus propios recursos, sino por ejercer un cargo que probablemente ni siquiera merece ocupar. Resulta sumamente curiosa y llamativa la elección, por la ministra, de actividades formativas en el extranjero que enriquecen su perfil profesional personal pero que poco y nada aportan al mejor desempeño del cargo político que ostenta.

Si Calletti llegase a presentarse a un concurso público de antecedentes, sus opositores o concurrentes deberían impugnar todos aquellos antecedentes formativos que figuren en su currículum vitae y que coincidan en el tiempo en que ha desempeñado el cargo de Ministra de Justicia. Salvo, por supuesto, que la ministra consiguiera acreditar varias cosas:

1) que su admisión en las actividades impugnadas no está de ningún modo relacionada con el desempeño del cargo de ministra;

2) que sufragó con dinero propio el precio de los cursos, así como los billetes que posibilitaron su traslado, y

3) que acudió a los citados cursos sin detraer un solo minuto de su tiempo de trabajo como ministra.

Si ya en alguna otra ocasión la ministra Calletti se desplazó a los Estados Unidos para participar de este tipo de actividades, se ha conocido hoy que entre los días 24 de febrero y 3 de marzo pasados, la ministra estuvo en la ciudad de Barcelona, para asistir a un curso en la prestigiosa Escuela Judicial que depende del Consejo General del Poder Judicial de España y que tiene como misión principal la selección y reclutamiento de los jueces que en aquel país ingresan a la carrera judicial por oposición y los que lo hacen en su calidad de juristas de reconocida competencia.



La Escuela Judicial española tiene dos sedes: una en Madrid, en donde se concentra la mayor parte de las actividades de formación continua, y otra en Barcelona, a donde acudió la ministra Calletti. En la sede de la ciudad condal se imparten cursos de formación inicial, pero también se concentra allí una buena parte de las actividades de formación judicial internacional que se realiza en conexión con la Red Europea de Formación Judicial (EJTN) y la Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales (RIAEJ).

Cualquier aprendizaje provechoso que la señora Pamela Calletti haya podido obtener en esta escuela está necesariamente enfocado al desempeño de la potestad jurisdiccional, ya que tanto el contenido de los cursos como el cometido de la escuela misma no están pensados para el ejercicio de la política ni de cargos ejecutivos.

Según la Escuela Judicial del CGPJ español, la señora Calletti forma parte de la 4ª Promoción del curso de Formación Judicial Especializada para integrantes de Poderes Judiciales Iberoamericanos y otros operadores jurídicos iberoamericanos 2017, pero sin embargo su nombre no figura ni en la lista de seleccionados para el Módulo I ni en la lista de seleccionados para el Módulo II. En cualquier caso, cabe preguntarse por qué el desplazamiento de Calletti a Barcelona para asistir a este curso ha sido ocultado por la comunicación pública del gobierno provincial, y por qué la ministra figura apuntada a un curso para jueces que tiene unos ocho meses de duración.

Curioso también es el hecho mismo de la presencia de la ministra en este curso, puesto que Calletti no es juez, no ejerce ni integra el Poder Judicial, no se desempeña como profesional de otros cuerpos vinculados con la administración de Justicia, no pertenece ni al mundo académico ni al mundo judicial, y sus competencias como ministra no incluyen, claramente, la formación de los jueces.

Sería, por tanto, injusto y poco justificable desde el punto de vista moral, que, llegado el momento, la señora Calletti hiciera figurar su presencia en Barcelona y su asistencia a estas actividades en un eventual concurso para ocupar un cargo de magistrado en Salta.