
Si hace unos meses era una panadería contumaz y la semana pasada un incumplidor serial que disimulaba su explotación laboral bajo el cartel de una granja avícola, el turno ha sido ahora de una carnicería ubicada en la calle Zabala 817 de la ciudad de Salta.
Todo indica que de la Tucumán hacia el bajo, los índices de trabajo no registrado se aproximan al 100 por cien.
La autoridad laboral se hizo presente en la carnicería -perteneciente a la mercantil Carnes Roca, SRL- porque a pesar de las intimaciones cursadas, no registraba a su personal. Ahí nomás -esto es, sin mediar palabra- el fiscalizador, sin dejarse amedrentar por el gigantesco cuchillo blanco que aparece en la fotografía, le impuso una multa de 5.000 pesos (no redimibles por la entrega de chorizos y mollejas) y clausuró el establecimiento por diez días.
Las sanciones admnistrativas se derivan de la Resolución Nº 1249 de la Secretaría de Trabajo, que se fundamenta en diversos incumplimientos a los preceptos de la ley provincial 6291; una de las 645 que permanecen en vigor, después de que se descubriera que en Salta había más de 9.000 leyes que no servían para nada.
En virtud de esta resolución, la carnicería dispone de un plazo de 10 días para regularizar la situación del personal, periodo durante el cual deberá pagar los salarios de los trabajadores, que no podrán acudir a su puesto, ya que el inspector calvo no solo precintó las puertas de entrada sino también las de las heladeras y la cinta de la sierra con que se trocea el puchero.
Según se desprende de la fotografía adjunta (cedida gentilmente por el responsable de prensa del Ministerio), la carnicería tampoco tenía unas extraordinarias medidas de higiene fitosanitaria, destacándose la abundancia de aserrín óseo en torno a los elementos de trabajo. A raíz de este descubrimiento, es posible que la Dirección de Bromatología de la Municipalidad actúe «notitia criminis».