
Un grupo de trabajadores públicos al servicio de la Municipalidad de la Colonia Santa Rosa se encuentra en conflicto con el intendente Mario Guerra, pero no de ayer, sino desde hace 35 días.
Según los trabajadores, las medidas por ellos adoptadas mantienen «paralizada» a la administración municipal, pero según el intendente Guerra la sangre aún no ha llegado al río.
Los trabajadores reclaman al Intendente Municipal que cumpla con un acuerdo salarial que establece un aumento del 16% sobre los sueldos vigentes, pero el regidor -haciendo honor a su apellido- se ha atrincherado y se niega aceptar esta postura; dice que no va a permitir que el sindicato UPCN lo «apriete».
Después de más de un mes de protestas, que incluyen manifestaciones y cortes de ruta, se ha sabido hoy que dos de los trabajadores concernidos han iniciado una huelga de hambre, pero no en sus casas, sino frente al edificio de la Intendencia.
Mientras todo esto sucede a escasos metros de su oficina, el señor Guerra afirma que ha pagado más de 7 millones de pesos en sueldos (lo que no dice es si esta es la cantidad que debe o si debe pagar más) y que los trabajadores «nunca han dejado de cobrar» (solo eso faltaría).
La cosa no pinta bien en la Colonia, pues las partes enfrentadas no parecen dispuestas a reconocer ni un ápice de la legitimidad del contrario.