
A pesar de su importancia y trascendencia, el trabajo doméstico, no es lo suficientemente valorado, está escasamente reglamentado, especialmente el trabajo doméstico remunerado, siendo la misma una de las ocupaciones con mayores déficit de trabajo decente.
Quiénes son los trabajadores domésticos
En el marco del Convenio núm. 189 de la OIT, un trabajador doméstico es “toda persona, de género femenino o masculino, que realiza un trabajo doméstico en el marco de una relación de trabajo”. El trabajo doméstico es “trabajo realizado en un hogar u hogares o para los mismos”.Sus labores pueden incluir tareas como limpiar la casa, cocinar, lavar y planchar la ropa, cuidar de los niños, de los ancianos o de los miembros enfermos de la familia. Trabajan como jardineros, vigilantes o chóferes de la familia e, incluso, se ocupan de las mascotas del hogar.
Un trabajador doméstico puede trabajar a tiempo completo o parcial; puede trabajar para una sola familia o para más empleadores; puede vivir en el hogar del empleador o en su propia residencia. Un trabajador doméstico puede estar prestando servicio en un país del cual ella/él no es ciudadano, por tanto denominado trabajador doméstico migrante.
Aunque un número considerable de hombres trabaja en el sector – con frecuencia como jardineros, chóferes o mayordomos – sigue siendo un sector donde predominan las mujeres: más de 80 por ciento de todos los trabajadores domésticos son mujeres. A nivel mundial, una de cada 13 trabajadoras asalariadas es una trabajadora doméstica (es decir, 7,5 por ciento), y la relación es tan alta como una de cada cuatro en América Latina y el Caribe, y casi una de cada tres en el Oriente Medio. Mejorar las condiciones de trabajo en este sector tiene repercusiones más amplias que favorecen una mayor igualdad de género en la sociedad.
En la actualidad, los trabajadores domésticos con frecuencia reciben salarios muy bajos, tienen jornadas de trabajo muy largas, no tienen garantizado un día de descanso semanal y, algunas veces, están expuestos a abusos físicos, mentales y sexuales o a restricciones de la libertad de movimiento. La explotación de los trabajadores domésticos puede ser, en parte, atribuida a los déficits en la legislación nacional del trabajo y del empleo, y con frecuencia refleja discriminación en relación al sexo, raza y casta.
El Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 (núm. 189), un histórico tratado que establece normas para el trato de los trabajadores domésticos, afirma que los trabajadores domésticos, como los otros trabajadores, tienen derecho al respeto y la protección de sus principios y derechos fundamentales en el trabajo, y a una protección mínima. El convenio establece un marco de normas mínimas con respecto a:
- Promoción y protección de los derechos humanos
- Principios y derechos fundamentales en el trabajo
- Términos y condiciones de empleo
- Horas de trabajo
- Remuneración
- Seguridad y salud en el trabajo
- Seguridad social
- Grupos con riesgos especiales: niños trabajadores domésticos, trabajadores que viven en el hogar del empleador, trabajadores domésticos migrantes
- Agencias de empleo privadas
- Resolución de disputas, reclamaciones y cumplimiento
Estrategia de la OIT
Hacer del trabajo decente una realidad para las trabajadoras y trabajadoras domésticos en todo el mundo. Los trabajadores domésticos constituyen una parte considerable de la fuerza de trabajo en empleo informal y se encuentran entre los grupos de trabajadores más vulnerables. Trabajan para hogares privados, con frecuencia sin condiciones de empleo claras, sin estar registrados, y excluidos del alcance de la legislación laboral. En la actualidad, existen al menos 53 millones de trabajadores domésticos en el mundo, sin incluir a los niños trabajadores domésticos, y esta cifra crece a un ritmo constante en los países desarrollados y en desarrollo. El 83 por ciento de los trabajadores domésticos son mujeres.Condiciones de trabajo deplorables, explotación laboral, y abusos de los derechos humanos son los problemas más graves que enfrentan los trabajadores domésticos. La OIT se compromete a proteger los derechos de los trabajadores domésticos, promover la igualdad de oportunidades y de trato, y mejorar las condiciones de trabajo y de vida. Su estrategia mundial consiste en fortalecer las capacidades y las instituciones nacionales, incluso a través de políticas y reformas legislativas; promover la ratificación y la implementación del Convenio 189 y la Recomendación 201 sobre Trabajadores Domésticos, 2011; facilitar la organización de los trabajadores domésticos y de sus empleadores; sensibilización y promoción; y desarrollo de la base de conocimientos y de herramientas políticas.
Fuente: Organización Internacional del Trabajo - en