
La moda es llamarla ahora «centro de adopción de mascotas», «refugio para canes en situación de calle», «spa para perros» o «posada canina», que siempre será más suave que llamarlos «campos de concentración» o «campamentos de perros refugiados».
Los objetivos de la Dirección de Zoonosis son variados. De lo que se trata, primero, es de sacar de la circulación a esos perros callejeros que circulan alrededor de la Plaza 9 de Julio. No solo por razones de seguridad y salubridad públicas sino también por cuestiones de moralidad. No hay que olvidar que Zoonosis depende de la misma autoridad que estableció el toque de queda religioso y la prohibición de bailes y espectáculos. La decisión de retirar los perros tiene que ver también con el espectáculo de las relaciones sexuales, libres y desinhibidas, que entablan estos animales en el preciso momento en que la feligresía intenta expiar sus pecados de la carne durante el rezo de la Novena.
El segundo objetivo, tan importante como el primero, es dar a estos animales un destino un poco más digno que el de andar vagando por las calles. Para eso, las instalaciones municipales están preparadas para alimentar, vacunar, castrar y adiestrar a los perros sin dueño que son retirados de las calles del centro.
El tercer objetivo es de corte estético. Según el Director de Zoonosis, los perros callejeros no solo circulan por la Plaza 9 de Julio sino que lo hacen también por los principales espacios verdes de la ciudad. El funcionario ha prometido retirar a todos los perros que «andan en jauría» por el Monumento a Güemes, el Monumento 20 de Febrero, el Parque San Martín y las plazas Güemes y Belgrano.