Madrid tiene las primeras viviendas de Europa con certificación Leed Platinum

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Leed es un acrónimo que corresponde a Leadership in Energy & Environmental Design, que da el nombre a un sistema de certificación de edificios sostenibles, implantado en 1993 y desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (US Green Building Council).

Se trata de un conjunto de normas sobre la utilización de estrategias encaminadas a la sostenibilidad en edificios de todo tipo, que se basa en la incorporación al proyecto de aspectos relacionados con la eficiencia energética, el uso de energías alternativas, la mejora de la calidad ambiental interior, la eficiencia del consumo de agua, el desarrollo sostenible de los espacios libres de la parcela y la selección de materiales.

La certificación, que por el momento es de uso voluntario, tiene sin embargo la consideración extraoficial de máximo reconocimiento internacional por su sostenibilidad ecológica y energética de las construcciones. Su objetivo es el de avanzar en la utilización de estrategias que permitan una mejora global en el impacto medioambiental de la industria de la construcción.

Madrid da un paso adelante

El único edificio de viviendas de Europa que ha obtenido la certificación Leed Platinum está en España, en concreto en la localidad madrileña de Tres Cantos.

El pasado mes de junio, el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos concedió a la cooperativa de viviendas Arroyo Bodonal este diploma internacional que reconoce la máxima excelencia en la construcción sostenible, el respeto medioambiental y la eficiencia energética.

En España hay solamente 21 inmuebles que poseen este prestigioso reconocimiento, pero la mayoría pertenecen a grandes empresas como Iberdrola, Zara, Repsol, Abengoa o Nestlé. También hay algunos edificios públicos y universidades.

Al mismo nivel que todas estas grandes corporaciones está ahora una modesta cooperativa en régimen de autogestión de 80 viviendas sostenibles (71 libres y nueve protegidas), que empezó a tomar forma hace 13 años. Desde hace más de un año viven allí 225 personas –el 80% con edades entre los 33 y los 43 años–, que han pagado desde 127.000 euros (un dormitorio) hasta 350.000 euros (cuatro dormitorios) por sus pisos.

Este residencial quita de un plumazo los fantasmas que existen a la hora de hacer viviendas sostenibles y vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre por qué no se construyen más casas de este tipo en España.

Complicaciones y sobrecostes

Ser una rara avis tuvo sus complicaciones. Solo los dueños de estos pisos creyeron en su proyecto, a pesar de no contar con un solo euro en subvenciones (ayudas del Estado) y haber tenido que hacer frente al sobrecoste que suponía la construcción. "El incremento de gastos neto en este inmueble, que tiene calificación energética A –la máxima posible en España–, ha supuesto entre el 6% y el 7% si se compara con un edificio con calificación C alta, que es superior a la media", dice Antonio Martínez Ovejero, secretario de la junta rectora y uno de los impulsores del proyecto. Esto significa unos 500.000 euros de más, unos 6.000 euros adicionales por vecino.

Ahorro de energía

El gasto adicional en la construcción no es significativo si se tiene en cuenta que en esta urbanización los propietarios tienen un ahorro energético del 75,64% (531.371 kWh) y que la emisión de CO2 disminuye en un 73,20%.

Si se compara con la normativa energética americana, "ahorra un 44,63% de energía con respecto a un edificio de construcción estándar", según Borja López Calle, consultor Leed de Indra, miembro del USGBCI desde 2008 y empresa encargada de la obtención del certificado de este inmueble.

Estrategias energéticas y geotermia

El ahorro producido por el sistema de climatización, calefacción y agua caliente está cuantificado entre 111.996 y 101.571 euros cada año. Descontado esto, resulta que el gasto medio en electricidad por piso entre mayo y diciembre de 2015 ha sido de apenas 37,02 euros al mes. Con este nivel de ahorro, en seis años la inversión habrá sido amortizada.

"El verano pasado el sistema de climatización hizo frente en solitario a la ola de calor más fuerte de los últimos 30 años en Europa, manteniendo una temperatura media en las viviendas de 22 y 23 grados", resalta Martínez Ovejero.

Pero no hay calderas de petróleo o de gas, ni aparatos de aire acondicionado ni radiadores. La construcción y el diseño de los 80 pisos tienen como referencia los edificios de consumo de energía casi nulo contemplados en las directivas de la UE y que serán obligatorios para todo nuevo inmueble a partir de 2020.

Lo que hace diferente a este bloque, ejecutado por el arquitecto Carlos Nieto Gómez, es la envolvente (fachada ventilada, doble aislamiento y cristalería de alta eficiencia energética), la geotermia y el suelo radiante, así como el sistema de ventilación mecánica automatizada en cada vivienda con recuperación de calor. Las viviendas se entregaron con electrodomésticos de alta eficiencia energética y lavadoras y lavavajillas bitérmicos, lo que supone que el agua caliente se provee a través de la geotermia.

Los responsables del proyecto explican que en invierno la urbanización toma el calor del interior de la tierra para calentar las viviendas y el agua para el consumo, mientras que en verano se efectúa el proceso inverso; es decir, se quita el calor que genera el edificio para volverlo al interior de la tierra.

Explican también que en estos días de pleno verano -como el de hoy- en el que se esperan temperaturas cercanas a los 40 grados, la temperatura medida en el interior de la tierra, a la profundidad operativa del edificio, es de unos 18 grados.

Los ascensores tienen recuperación cinética (crean energía en la bajada, la acumulan y la aprovechan para la subida) y hay preinstalación y reserva de espacio para la recarga de las baterías de coches eléctricos en los garajes. Para el ahorro de agua cuenta con un sistema de recogida y reutilización de agua de lluvia, y con una depuradora de aguas grises procedentes de lavabos y duchas para su reutilización en las cisternas de los inodoros y la limpieza de los garajes.

La certificación Leed en España

"La certificación Leed, que aparece en España en 2008, coincide con la crisis del sector inmobiliario. Las promociones de vivienda nueva han caído mucho y es parte de la razón de que haya tan pocas viviendas certificadas", dice Dolores Huerta, secretaria técnica de Green Building Council España. Pero, sobre todo, porque "los requisitos que pide Leed son a menudo muy exigentes para viviendas, como el de la prohibición de fumar en todo el edificio.

Además, el sector inmobiliario aún no conoce ni utiliza el argumento de la sostenibilidad como garante de la calidad de las viviendas", prosigue. Según Borja López, "conseguir el nivel platino requiere un sobreesfuerzo que las promotoras estándar de viviendas no quieren asumir. El caso de Arroyo Bodonal es distinto al haber sido una autopromoción de cooperativistas con una idea muy clara desde el inicio".

Los promotores señalan a los compradores de vivienda. "Falta cultura, conocimiento y sensibilidad por parte del cliente. Seguramente el cliente que accede a una vivienda no tiene idea de qué es Leed y qué significa, frente a otros certificados como por ejemplo la calificación energética", dice Fernando Moliner, presidente de la Comisión Técnica e Innovación de la Asociación de Promotores de Madrid (Asprima). Moliner menciona un residencial de 75 casas en Somosaguas, también en la región madrileña, en trámite de registro.

En España 139 inmuebles han conseguido ser Leed –ya sea Certificado Plata, Oro o Platino– desde 2008. Y todos ellos son del sector no residencial (oficinas en su mayoría, pero también hoteles y locales comerciales). En todo el mundo, según la web de USGBCI, responsable de la certificación, hay 49.006 edificios. Conseguir tener este sello no solo exige ahorros energéticos, ya que también tiene en cuenta la parcela, transporte, el ciclo del agua, residuos, salud, calidad del ambiente interior, iluminación, o accesibilidad.

Fuente: El País