
Durante un encuentro bilateral previo al comienzo de la cumbre, los presidentes de ambas potencias, Barack Obama y Xi Jinping, acordaron esa posición conjunta aunque señalaron que el acuerdo al que se llegue durante el encuentro que finalizará el 11 de diciembre debe también respetar sus preocupaciones.
La COP21, que busca sustituir al Protocolo de Kioto de 1997 tras el fracaso de la Cumbre del Clima de Copenhague en 2009, tiene la meta de llegar a un acuerdo para limitar el aumento de la temperatura del planeta al final de siglo a dos grados.
Los tres principales puntos de desacuerdo en las negociaciones son la financiación para mitigación y adaptación al cambio climático en los países más vulnerables; la diferenciación o no entre países ricos y pobres y la ambición del acuerdo más allá de una mera declaración de intenciones, según reseñaron especialistas.
En este marco, Obama y Xi intentaron dejar clara la sintonía que comparten en cuestiones clave de cara a las negociaciones que tratarán de culminar en un acuerdo global que logre contener el cambio climático, con un encuentro bilateral previo al inicio formal del foro.
Xi abogó ante Obama para que China y Estados Unidos "se asocien el uno con el otro para ayudar a que la conferencia climática logre los objetivos esperados", y ambos mostraron su "determinación de trabajar juntos y con otros para lograr un ambicioso y exitoso resultado", según plasmaron en un comunicado conjunto.
"He venido aquí personalmente para decir que Estados Unidos no solo reconoce su papel en la creación de este problema, sino que asume su responsabilidad de hacer algo", afirmó por su parte Obama en su discurso ante los líderes mundiales, a los que pidió garantizar "un acuerdo ambicioso".
Expertos coinciden en que la implicación de ambas potencias es fundamental para alcanzar un verdadero acuerdo mundial y evitar un fiasco como el vivido en la cumbre de Copenhague, aunque advirtieron que aún queda por responder a qué precio ambos países están dispuestos a comprometerse y en qué términos.
En representación de la Argentina -que ya ratificó su predisposición a reducir en un 30 por ciento en 15 años la emisión de gases de efecto invernadero "pero sin renunciar al crecimiento económico con inclusión"-, el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, defendió hoy la necesidad de un pacto climático global y llamó a conciliar las acciones en este sentido con las prioridades de desarrollo y erradicación de la pobreza, atendiendo especialmente la creación de empleos "decentes" y la reducción de las desigualdades.
Boudou consideró que el pacto que salga del encuentro "debe guardar un balance entre mitigación, adaptación y provisión de los medios de implementación, facilitando las condiciones de acceso y desarrollo de nuevas tecnologías, el financiamiento y la creación de capacidades para los países en desarrollo".
Para ello "no existe un modelo único", consideró, y llamó a conciliar las acciones climáticas con las prioridades de desarrollo y erradicación de la pobreza, atendiendo especialmente la creación de empleos "decentes" y la reducción de las desigualdades.
Una línea similar abordó la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien a su turno sostuvo que el acuerdo debe incluir la ayuda a los países en vías de desarrollo y "tener en cuenta a los países más vulnerables".
"Las diferencias entre los diferentes países no debe minar nuestros objetivos. Los países desarrollados tienen que buscar otras fuentes energéticas y el acuerdo tiene que conducir a una convergencia que una las contribuciones de todos", afirmó.
"Hay un sentimiento de urgencia y tenemos que dar muestras de liderazgo. Nuestra acción será útil si es colectiva. La mejor manera de buscar soluciones es unirnos para encontrar un acuerdo equitativo, ambicioso y duradero", manifestó la mandataria brasileña, para quien el acuerdo al que se llegue debe ser "jurídicamente vinculante".
Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció que el sistema capitalista es la causa del calentamiento global al intervenir en la cumbre en nombre "de los movimientos sociales del mundo".
Para el mandatario del país del altiplano, el capitalismo es "la fórmula más salvaje y destructiva de nuestra especie", ya que convierte "todo en mercancía para beneficio de unos cuantos".
"La madre Tierra está acercándose al crepúsculo de su ciclo vital por responsabilidad del sistema capitalista", que desarrolló "una fuerza arrolladora y destructiva en nombre de la libertad de mercado, de libre competencia y de los derechos humanos", enfatizó el presidente, y pidió a los jefes de estado presentes en París "no guardar un silencio cómplice, ni hablar de prudencia" ante los "dramáticos efectos que están ocurriendo hoy, en torno al cambio climático, que amenazan con acabar con la vida y con nuestra madre Tierra".
"Que se escuche a los pueblos, movimientos sociales y a nuestros científicos para salvar la vida", pidió Evo, y requirió a "las potencias capitalistas" a cesar "la irreversible destrucción de nuestro planeta".