
La actual Administración de Parques Nacionales (APN) tuvo su germen en 1903, a partir de las leguas que entonces donó a la Nación el perito Francisco Pascasio Moreno en el área de Puerto Blest, en el hoy Parque Nacional Nahuel Huapi, que en 1934 se convirtió en Área Protegida Nacional.
Ahora hay 33 parques nacionales, 10 de ellos creados desde 2003, además de tres parques interjurisdiccionales (entre la APN y provincias), seis reservas naturales y cuatro Monumentos Naturales, lo que en superficie significa casi un 4% del territorio argentino, unas 3,8 millones de hectáreas.
La APN tiene su sede en la Ciudad de Buenos Aires, depende del Ministerio de Turismo y su gestión es descentralizada, con un directorio presidido por el guardaparques Carlos Corvalán.
El rol de este organismo es gestionar un sistema de áreas protegidas como una de las herramientas de conservación fundamentales para el mantenimiento de la diversidad biológica, el patrimonio natural y cultural y los rasgos paisajísticos sobresalientes del país.
También hay cuatro especies animales protegidas y gestionadas por la APN, que son la ballena franca austral, el huemul, el yaguareté y la taruca, bajo las figuras de Monumentos Naturales.
La vinculación de Parques Nacionales con la actividad turística lleva más de 80 años, con la consiguiente inversión en infraestructura de servicios en diversos puntos del país, que se transformaron en destinos de renombre internacional, como San Carlos de Bariloche, Puerto Iguazú y El Calafate, entre otros espacios de recreación.
Corvalán dijo hoy a Télam que los parques nacionales son visitados por unas cuatro millones de personas por año, una cifra en ascenso debido a que "cada vez más gente consume mucho turismo de naturaleza, que es lo que más encuentran en nuestros parques".
También precisó que "muchas comunidades aledañas a los Parques Nacionales viven en un 100% del turismo que va a los parques, como El Calafate y El Chaltén, mientras en otras ese turismo es base de su economía y sustento, como Bariloche, Puerto Iguazú o San Martín de los Andes".
"El 50% de los atractivos turísticos argentinos está dentro de algún parque nacional, un porcentaje mucho mayor en la Patagonia andina", apuntó Corvalán.
Al respecto, precisó que las ventajas de hacer turismo en un parque nacional tienen que ver con la seguridad, la tranquilidad, la conservación, la higiene y la presencia de personal capacitado para emergencias, ya sea por accidentes o fenómenos naturales.
"Nosotros -siguió el presidente de la APN- somos no sólo un paisaje para el turista, sino un área protegida para aprender a vivir con la naturaleza, en armonía, respetarla, conocerla".
Respecto de la gestión durante estos 12 años, dijo que el 112 aniversario "nos encuentra muy bien ubicados, con unos 4 millones de visitas al año en los Parques Nacionales, la mayoría en los más famosos, como Nahuel Huapi, Iguazú, Lanín, Talampaya, Los Alerces, El Palmar".
Además destacó que hay otros parques, menos famosos que de no tener visitantes debido a falta de promoción o por estar en lugares de difícil acceso, comenzaron a ser visitados, como Bosques Petrificados, que tuvo 15.000 en el último año, y San Guillermo, con unos 4.000.
Esto se debe a las mejoras en infraestructura, como asfalto o enripiado en caminos que antes eran imposible transitar con coches comunes y hacía falta vehículos especiales o 4x4.
Corvalán destacó que en 1977, cuando comenzó como guardaparques, el 70% de los Parques Nacionales no tenían visitas turísticas, y actualmente esta actividad es objeto de una constante capacitación en la APN, para lo que se ha incorporado a licenciados en Turismo.
"En estos 12 años de gestión política hemos sumado un 30% más de áreas protegidas, nos metimos en el mar, con los parques costeros marítimos y en nuevas ecorregiones y gestionamos la conservación de especies que son Monumento Natural del país".
También hubo una mejora sustancial en la calidad y profundización en los conceptos ambientales que se transmiten al turista durante su experiencia en la naturaleza.
En ese aspecto, la estrategia utilizada en los últimos años fue transformar cada área de uso público en "aulas" para la concientización, de la mano de los 2.000 agentes nacionales de conservación que aportan su esfuerzo cotidiano para este fin.