Federico Posadas y El Señor de los Anillos

Federico PosadasEl idilio entre el diario El Tribuno y un grupo selecto de funcionarios del gobierno de Urtubey parece, por momentos, alcanzar dimensiones orgásmicas.

En su edición digital de hoy, la infalible hoja de Limache se ha cargado de ironía para dar cuenta del viaje por tierra que el Ministro de Turismo y Cultura de Salta, señor Federico Posadas, debió efectuar desde Córdoba a Salta, a causa de las restricciones al tráfico aéreo impuestas por las cenizas del volcán Puyehue.

La verdadera noticia en torno a este viaje no era, por supuesto, el desplazamiento en micro del ministro salteño, sino la de su compañero de viaje, el gerente de la empresa aérea Andes, ya que se supone que -más que el señor Posadas- quien vio alterada de manera sustancial la normalidad de su actividad laboral fue el directivo de esta empresa aérea.

Ello no obstante, el siempre equilibrado matutino salteño dio a entender que el Ministro de Turismo es una persona, digamos, poco habituada, a moverse en otros medios de locomoción que no sean el avión o el helicóptero; por no decir que dibujó al funcionario como alguien a quien le disgusta hasta la náusea el contacto estrecho con el ciudadano común a bordo de los medios de transporte terrestre, como el colectivo o el autobus interurbano.

Pero lo cierto es que al ministro Posadas no se le han caído los anillos, como supone El Tribuno, como tampoco se les han caído a Madonna o a Lionel Messi, que también se vieron obligados en su momento a cambiar de medio de transporte a causa de las cenizas volcánicas del hemisferio norte.

Es de suponer que el matutino ha equivocado el enfoque, o quizá se ha equivocado de personaje. Porque si su intención era la de caricaturizar a algún hedonista, comodón y elitista hombre de la política, no debió ir a buscar tan lejos.

En efecto, si existe en Salta algún personaje refractario a lo que el vulgo llama colectivos, o micros, si hay entre nosotros alguien que demuestre una pasión desmedida por los viajes en los cómodos, veloces e impolutos aviones, si existe algún salteño poco dispuesto a los roces con esos ignotos (y a veces malolientes) "Juan de los Palotes" que pueblan los colectivos terrestres, ese no es otro que el senador Juan Carlos Romero, propietario del diario El Tribuno.

Dicen los que saben que existen documentos gráficos que probarían que el político de marras solía quemar sus horas en interminables excursiones de pesca en el norte de Salta, con una revista Parabrisas Corsa en sus manos y el helicóptero del sistema de emergencias 911 como "soporte logístico" de la aventura.

La comodidad y elitismo no son virtudes que adornen el carácter del ministro Posadas, acostumbrado a darse baños de multitudes en los populosos transportes públicos de la India, sino tal vez, de aquellos que -como el dictador Ceaucescu- se dedicaban a cazar osos en los Cárpatos, previamente dopados por la Securitate, disparándoles desde una caseta fortificada.

Como dice el diario salteño: "Suele ser difícil la cotidianeidad (sic) (es cotidianidad, pero bueno) de los funcionarios públicos. Difícil y sacrificada".

Tan dura, difícil y sacrificada, que algunos políticos, para asegurarse un retiro dorado y sustraerse de las miradas indiscretas del vulgo, no solo renuncian a viajar en colectivo, sino que mandan a construir en sus residencias cerros artificiales para nublar la visión del pueblo sobre sus infinitas comodidades.