Lo primero que prometió el intendente a los manifestantes es una política "integral" de seguridad sobre la ruta 68, que conecta la ciudad de Salta con las principales localidades del Valle de Lerma. Estas medidas incluyen en encauzamiento de las aguas en Río Ancho, para que los automovilistas no tengan la sensación, en cada fin de año, de estar atravesando los faldeos del Monte Ararat, muy cerca de donde el patriarca Noé se echó a descansar antes de desatarse el diluvio universal.Corimayo también prometió que una empresa privada se encargaría de la repavimentación y el bacheo de la calzada.
La información oficial cerrillana destaca que el Municipio cuenta con una Dirección de Tránsito con 15 agentes "distribuidos a lo largo y ancho del pueblo", lo cual es un contrasentido en sí mismo. Con sólo 15 agentes la Municipalidad, además distribuidos a lo largo y ancho, la Municipalidad no da abasto, porque el problema fundamental de seguridad se produce "a lo largo" y no "a lo ancho" la localidad.
Si sólo se distribuyeran los agentes "a lo largo", la ratio resultante sería de 1 agente cada 350 metros.
Combatir la inseguridad vial en Cerrillos requiere de radares y helicópteros, así como de una fuerza motorizada de unos 50 agentes.
Semáforos al gobierno
Lo más novedoso, sin dudas, fue la promesa de Corimayo de colocar "semáforos inteligentes" para medir la velocidad. Si el intendente acierta con su plan de semaforización, los nuevos dispositivos lumínicos constituirán la primera inteligencia detectable en el ámbito del poder político municipal, por lo que no resulta descabellado pensar que en las próximas elecciones los semáforos intelectules desplacen al intendente de su cargo.