El último apóstata (políticamente hablando) es el exdiputado nacional Carlos Kerubín Sosa, que acaba de anunciar -tal vez innecesariamente- que "se va del Partido Renovador de Salta, pero de manera temporaria".Últimamente, nadie -aunque se vaya dando sonoros portazos- abandona los partidos para siempre. Los partidos son tan flexibles que poco importa que se hayan ido si al final siempre vuelven.
Sosa ha anunciado que "trabajará electoralmente en el departamento de Rosario de Lerma, pero por fuera del PRS. Lo hará con una agrupación de ámbito departamental o municipal". Su "temporal apartamiento" obedece al pulso que mantiene con el intendente renovador de Campo Quijano, don Manuel Cornejo.
Cornejo ha aprovechado la movida de Kerubín para criticar su actitud. Convencionales del PRS de Rosario de Lerma también le pidieron a Sosa que se quede a competir en las internas renovadoras y que no tome el camino fácil de irse sin renunciar como afiliado.
Pero si "renunciar como afiliado" no es necesario señores convencionales. Esto no es como renunciar al bautismo. Aquí se trata de demostran quién vale más y quién arrastra más gente. Los partidos ya no tienen disciplina porque no la necesitan. No sería mala idea abolir los tribunales de disciplina o, tal vez mejor, abolir directamente a los partidos políticos. Cada vez sirven para menos.